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Ignacio Cosidó

Laberinto de mentiras

Zapatero tenía la voluntad de pactar con ETA desde antes de llegar a la Moncloa y lo que es peor, mantiene intacta esa voluntad de claudicación a pesar de todo lo ocurrido desde entonces.

Es todo tan falso que provoca hartazgo. No han sido tres, sino infinitas las veces que desde el Gobierno se ha negado la existencia de contactos con ETA antes de la falsa tregua anunciada por los terroristas. No sólo se ha mentido, sino que nos han insultado y calumniado por decir la verdad, por decir que ETA y el gobierno hablaban, que había conversaciones y que el alto el fuego no fue consecuencia de la voluntad de ETA de abandonar las armas, sino una concesión de los terroristas a las cesiones previas del Gobierno, en un trapicheo secreto e indecente en el que ETA ponía los muertos y Zapatero entregaba nuestra libertad.
 
No ha sido una, sino muchas las mentiras. ¿Cuántas veces ha dicho Zapatero que no ha existido ningún tipo de negociación política con los terroristas? Teníamos la certeza de que las reuniones con ETA que el Gobierno negaba eran reales, pero ahora sabemos además que en esos 25 encuentros de lo que se hablaba y de lo que se negociaba no era de cómo ETA entregaría las armas, sino sobre cómo solucionar el imaginario conflicto político vasco, poniendo sobre la mesa la independencia del País Vasco y la anexión de Navarra. ETA marcaba la agenda y los contenidos en esos contactos. Zapatero nos ha reiterado que primero la paz y luego la política, pero han hablado de política y no han hecho la paz.
 
Sabemos también que Zapatero mintió a los españoles impulsando el Pacto por las Libertades. Lo firmó porque le convenía electoralmente, pero entonces ya creía que la única forma de acabar con el terrorismo era claudicando ante él. Zapatero ha incumplido sistemáticamente el espíritu y la letra de un Pacto cuya esencia era precisamente negar a los terroristas cualquier posibilidad de beneficio político por su actividad criminal. Con esa inmensa deslealtad no sólo ha traicionado a la otra parte firmante, sino al conjunto de los españoles.
 
Ahora el Gobierno intenta encubrir todas esas mentiras con nuevas mentiras. Ayer Fernandez de la Vega se negó por tres veces a confirmar o desmentir la información llegando a negar la propia realidad de que ETA existe. La realidad es que por desgracia ETA existe, la negociación con el Gobierno la ha fortalecido y Zapatero no sólo conocía esos encuentros, sino que los ha impulsado. Esas 25 reuniones están en la base y forman parte de su proceso de negociación con ETA. Zapatero tenía la voluntad de pactar con ETA desde antes de llegar a la Moncloa y lo que es peor, mantiene intacta esa voluntad de claudicación a pesar de todo lo ocurrido desde entonces, traicionando la memoria de los casi mil muertos asesinados por los terroristas y pisoteando diariamente la dignidad democrática de todos los españoles.
 
Zapatero está preso en su laberinto de mentiras y es ya incapaz de salir de él. Cada vez que ETA le pone en evidencia, ya sea con un atentado o con nuevas revelaciones, Zapatero se esconde y envía a sus emisarios a ocultar la verdad con más mentiras y a calumniar a quienes las denuncian. Ya ni siquiera se atreven a desmentir a ETA. Simplemente dicen que no existe la realidad. Y mandan al Fiscal General del Estado a pedir perdón a ETA por haber impugnado la mitad de sus candidaturas en un intento desesperado de que ETA que se calle.
 
Zapatero ha perdido toda credibilidad en la lucha contra el terrorismo. Es imprescindible que el presidente explique en el Parlamento qué ha negociado con los terroristas. Pero ya no basta una rectificación en su política de claudicación ante el terror. Con su manifiesta deslealtad Zapatero ha perdido la legitimidad moral para enfrentarse a los terroristas. No tiene ya ni la credibilidad ni la capacidad para liderar a la sociedad española en su lucha contra el terror.
 
Nuestra única esperanza es que Mariano Rajoy pueda volver pronto a llevarnos a la senda que conduce a la derrota de ETA. Tiene para ello el crédito de haber protagonizado en primera persona el éxito de los gobiernos de Aznar en la lucha contra ETA, de haber defendido esa misma política en el Gobierno y en la oposición y de haber sido fiel en todo momento al Pacto por las Libertades. Tiene además el valor de no haber sucumbido nunca a ninguna de las mentiras de Zapatero a pesar de los muchos insultos y calumnias que le han lanzado por no hacerlo.         

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