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Ignacio Moncada

El Estado debe ponerse a dieta

El Estado español debe someterse a un plan de choque de recorte de gasto público de tal manera que se reajuste a sus ingresos reales.

Para entender los problemas económicos de España, aunque parezca increíble, es muy útil leer la columna sobre nutrición y salud de Adolfo D. Lozano en Libertad Digital. La economía y las ciencias de la nutrición pueden parecer disciplinas muy distantes entre sí. Sin embargo, con las lentes adecuadas, se distinguen paralelismos entre ambas que tal vez nunca nos habríamos planteado. También en nutrición hay corrientes ideológicas que empujan a seguir conductas que a corto plazo pueden parecer inofensivas, incluso atractivas, pero que a largo plazo son catastróficas para nuestra salud. Un claro ejemplo es la tendencia al consumo masivo de hidratos de carbono, o azúcares, que da energía instantánea, pero a cambio aumenta las probabilidades de contraer enfermedades crónicas en el futuro.

La economía española, como decía, puede asemejarse de alguna manera a un sujeto que se ha dejado llevar en su alimentación por lo que el cuerpo le pedía en el corto plazo. Durante la época de la burbuja, cuando los artificiales ingresos derivados del mercado inmobiliario mantenían rebosantes las arcas estatales, los Gobiernos que se sucedieron se dedicaron a disparar el gasto público y los compromisos de gastos futuros. Ahora que todos esos ingresos han desaparecido para no volver, el Estado se ha quedado colgado de la brocha con una estructura de pagos que no es capaz de afrontar. Pero como los políticos son seres con aversión al recorte presupuestario, no ha sido capaces, ni desde las instituciones centrales, ni autonómicas, ni municipales –salvo honrosas excepciones–, de regresar a un esquema de beneficios públicos acorde con la capacidad de la economía real.

Como si se tratara de una persona que ahora sufriera de un importante sobrepeso y al que el médico ya le hubiera instado a reducir su ingesta calórica por el riesgo a sufrir enfermedades crónicas derivadas de su alimentación, el Estado español debe aplicar una terapia similar. En primer lugar debe someterse a un plan de choque de recorte de gasto público de tal manera que se reajuste a sus ingresos reales. En segundo lugar, debe cambiar su estilo de vida, de forma que con reformas estructurales la economía española pueda ser más flexible y ágil para ganar en capacidad. Y en tercer lugar es necesario tener presente que una vez que salgamos de la crisis, cuando hayamos adelgazado y estemos en buena forma, es necesario seguir manteniendo ese austero estilo de vida. Pues si una vez en forma volvemos a comer hamburguesas de gasto público a todas horas, volveremos a las andadas.

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