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Ignacio Moncada

Un avión en llamas

Ahora que la marea baja, la opinión pública comienza a interiorizar que este conflicto ha terminado de demoler a Zapatero, quien ha permanecido toda esta crisis escondido detrás de Rubalcaba, un indiscutible presidente de hecho.

El Gobierno por fin ha encontrado un colectivo que le supera en descrédito y mala imagen: los controladores aéreos. También cobran mucho en comparación con los problemas que dan, pero además son inconformistas con su situación. Aún quieren cobrar más y trabajar menos. Aunque el Ejecutivo haya conducido a la economía española a una depresión que se advierte duradera, los controladores han conseguido ir más allá. Porque el español es capaz de perdonar a quien logra batir todos los records del desempleo, pero no a quien juega con sus vacaciones. Con cientos de miles de familias furiosas por quedarse con la miel del puente en los labios, el Gobierno ha quedado con las manos libres para despojar de privilegios a los afligidos controladores aéreos.

Pero incluso con esa libertad de acción, el Gobierno ha vuelto a demostrar su incapacidad para la gestión en tiempos de crisis. Es la primera vez en nuestra historia democrática que para tratar un conflicto laboral se ha tenido que recurrir al estado de alarma y a la militarización del colectivo insurrecto. El Gobierno ahora presume de fortaleza, pero en realidad ha demostrado una debilidad insuperable. Ha sido doblegado por los empleados públicos más privilegiados, y sólo han sido capaces de restablecer el servicio por la vía militar. O sea, sentando a los empleados en sus mesas a punta de pistola.

Ahora que la marea baja poco a poco, la opinión pública comienza a interiorizar que este conflicto ha terminado de demoler al presidente del Gobierno. Rodríguez Zapatero ha permanecido toda esta crisis escondido detrás de Rubalcaba, quien ya es un indiscutible presidente de hecho. En realidad empezó a serlo cuando fue elevado a vicepresidente primero, ya que quien ostenta este cargo sustituye al presidente cuando éste no está. Y Zapatero hace tiempo que ni está ni se le espera.

El Mundo informaba el domingo de la alta probabilidad de que la sustitución de Zapatero por Rubalcaba sea más pronto que tarde. Tal vez por la vía directa, como en su día Calvo-Sotelo reemplazó a Suarez; o bien anunciando, tras la previsible debacle en las municipales y autonómicas, que no repetirá como candidato a la presidencia. Con lo que Rubalcaba será quien pilote ese avión en llamas que es el PSOE. Aunque sólo sea para tratar de aterrizar de la forma más decente posible.

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