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Ignacio Villa

Acorralar al terrorismo

En España, donde llevamos muchos años sufriendo el terrorismo, todos hemos aprendido que cuando hablamos de la lucha contra el terrorismo no se puede dejar el más mínimo margen para los matices. Y además sabemos que en esta dura lucha contra el terror, cada paso adelante es un avance irreversible. Por todo esto, la decisión que ha tomado el Consejo de Europa se debe considerar, en toda su dimensión, como un paso muy importante para lo que debería ser el acorralamiento internacional de la banda terrorista ETA.

Hay que reconocer que el gran acierto que ha tenido el presidente Aznar, tras los atentados del 11-S, ha sido la internacionalización del terrorismo etarra. Aznar ha elaborado un mensaje, que ha sido bien recibido en los foros internacionales, en el que se recuerda que el terrorismo es un problema de todos y que por lo tanto debe articularse un frente común que sirva para ahogar no sólo al terrorismo sino también a todo el entorno político, social y económico, que es realmente el que proporciona oxígeno a
las estructuras terroristas.

De esta machacona insistencia del Gobierno español se comienzan a recoger los frutos. En un entorno europeo, en el que hasta hace muy pocos meses todavía se respiraba un permanente prejuicio hacia la lucha contra ETA, comienzan a cambiar las cosas. No está siendo fácil. Pero en Europa ya se ven las cosas de otras manera. La creación de un espacio judicial único, la unificación de la definición de terrorismo, la desaparición de la extradición y la elaboración de una lista de organizaciones terroristas son algunos de los éxitos recientes de esta internacionalización de la lucha contra ETA.

Pero a todos estos avances le faltaba uno. En apariencia, quizá, no es el más importante. Pero desde luego se antoja como básico y clave para luchar contra el terror. Estamos hablando de la necesidad de acorralar, de desmontar, todo el entramado de carácter político, toda la estructura económica y todo el apoyo social que a la hora de la verdad, en los momentos difíciles, dan cobertura y apoyo al terrorismo. Los terroristas no asesinan a su aire, necesitan un apoyo sofisticado para ejecutar su penoso trabajo. Y,
¡por fin¡, parece que Europa ha comenzado a entender que todo es terrorismo: los que matan y los que ayudan. Y que por lo tanto la ofensiva debe de articularse contra todos, no solamente contra los que aprietan el gatillo.

La decisión del Consejo de Europa, por ello, es muy importante. Una decisión que debería servir de ejemplo para que en todas las instituciones comunitarias tomen buena nota. Un cambio decisivo y que esperamos que reciba el empujón definitivo durante la presidencia española de la Unión Europea.


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