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Ignacio Villa

Agencia de viajes ZP

Y para completar la tripleta bueno es recordar que desde Moncloa se está preparando con esmero la visita oficial de Zapatero a Venezuela a fin de mes.

¡Ji,ji! ¡Ja,ja! Ese es el gran argumento del presidente del Gobierno para explicar en el Congreso de los Diputados su política exterior. Zapatero ha vuelto a utilizar una estrategia que ya conocemos todos: el golpe de efecto. Lo que ocurre es que ya ni esos golpes de efecto los usa correctamente. No está en forma. Esta vez el jefe del Ejecutivo era preguntado por Mariano Rajoy sobre la "última entrega" de Rubio Llorente y las comunidades nacionales. Zapatero ha respaldado al presidente del Consejo de Estado para pasar inmediatamente a la gracieta política y al chiste facilón. Y por cierto, gracia, lo que se dice gracia, no tiene ninguna.
 
Esta vez Zapatero ha querido despistar respondiendo a Rajoy sobre la política exterior y el calificativo de "orgía" utilizado ayer por el presidente del Partido Popular. El presidente del Gobierno ha sacado su dialéctica chusca para volver a invitar a Rajoy a los viajes oficiales como si la Presidencia del Gobierno fuera una agencia de viajes. Quizá con esa mentalidad se puede explicar la lamentable política exterior de España.
Ni una agencia de viajes especializada en vacaciones diseñaría con tanto desatino la política exterior española. Con la Casa Blanca cerrada a cal y canto, las relaciones exteriores se van actualizando semana a semana.
 
Sin ir más lejos, acabamos de observar perplejos la visita oficial a España del ministro de Exteriores del dictador Fidel Castro. Una visita oficial en la que Zapatero ha puesto al Rey en el disparadero de la opinión pública. Además, estos días Manuel Chaves se encuentra de visita oficial en Marruecos alimentando las "buenas relaciones" con otro país que no conoce la democracia. Y para completar la tripleta bueno es recordar que desde Moncloa se está preparando con esmero la visita oficial de Zapatero a Venezuela a fin de mes. A la vista está que trabajan intensamente en tres frentes que tienen la una característica común, no conocen la democracia.

Con este panorama, cualquiera se va con Zapatero de viaje. Es la permanente trampa dialéctica. Subirse al avión con este hombre es un suicidio político. Sólo una sugerencia: para contratar un viaje que nadie acuda a la agencia de viajes ZP.

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