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Ignacio Villa

Ahora, la batalla mediática

La batalla contra el terrorismo es amplia, difícil y requiere de una constancia a prueba de bomba. Los atentados de 11 de septiembre han causado en el mundo político una gran transformación, tanto en las actitudes como en las acciones concretas. Los gobiernos de muchos países, hasta esa fecha mas o menos indiferentes al terrorismo, han cambiado su forma de ver las cosas adquiriendo un compromiso de lucha contra el terrorismo en todo el mundo. Ciertamente este contexto internacional ha sido bien aprovechado por el Gobierno español, que ha sabido incluir en este sentir general también la lucha contra el terrorismo etarra.

En Europa, en EEUU y en Iberoamérica se contempla a ETA como un anacronismo terrorista que esta llamado a desaparecer. Tanto aquí como fuera, ETA se puede considerar políticamente aislada; esa es una batalla, por lo que parece, ya ganada. Pero ahora hay que afrontar la siguiente etapa. Reconducidos el lenguaje y la actitud política, ahora hay que reconducir el lenguaje y la actitud del tratamiento informativo sobre el terrorismo. En este sentido se puede enmarcar la visita del presidente Aznar a la redacción del diario The Washington Post, y también la intervención del jefe del Ejecutivo ante la flor y nata de la capital federal. En ambas ocasiones, José María Aznar ha dicho que a los terroristas hay que llamarles por su nombre. No son ni guerrilleros, ni radicales; son terroristas. Y además, todos son iguales. Aquellos que solo saben matar no son susceptibles de clasificaciones. Todos son iguales, porque todos han optado por el asesinato para alcanzar sus objetivos.

Palabras claras que son, sin duda, el comienzo de una nueva ofensiva antiterrorista. Encarrilada la ofensiva diplomática y política, ahora le toca el turno a la opinión pública para que, desde todos los medios de comunicación, se aborde el terrorismo como lo que es, para que no quede el más mínimo resquicio de comprensión hacia la banda terrorista ETA. Esta segunda batalla, la mediática, es complicada, aunque se torna ineludible si se quiere plantar cara al terrorismo en todos los frentes.

En España

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