El PSOE parece desperezarse en su oposición. No todo son “pactos” en la vida de los partidos políticos. Y los socialistas parecen comenzar a darse cuenta.
El PSOE decide salir en tromba y, de repente, ha realizado una batería de propuestas, una larga petición de comparecencias parlamentarias de ministros y la petición expresa de la dimisión de dos ministros: Agricultura y Sanidad. Reacción lógica, esperada y casi obligada. Pero, también, algo tardía.
El Gobierno dormita y atrofia su capacidad de reacción. Pero es que el PSOE parece contagiado por el Ejecutivo, y lanza sus andanadas tarde y fuera de sitio. Y, para no romper la tradición histórica, a remolque de la prensa. La mayoría absoluta que embriaga y adormece al Gobierno, por lo que estamos viendo, también afecta a los socialistas.
Parece claro que una actitud institucional, seria y responsable beneficia a Rodríguez Zapatero. Son gestos que sirven para cortar con el pasado rastrero más inmediato, de los socialistas. Una actitud que debería saber aderezar con una oposición clara, crítica, constructiva y fuerte.
Tal para cual, un Gobierno poco activo tiene lo que se merece: una oposición del mismo calibre. A los socialistas les ha costado darse cuenta de los puntos flacos del actual Ejecutivo. Tampoco han tenido reflejos para reaccionar. Y en un momento en el que el Gobierno hace aguas por varios frentes, el PSOE no ha estado tampoco vigilante.
Al Gobierno se le debe exigir eficacia, buena gestión y rapidez. Pero a la oposición también se le debe exigir más frescura de ideas. Por el momento, las turbinas se ponen en marcha. Pero no es suficiente.
Ha sonado el despertador, ahora hay que levantarse.
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