Con la disposición de José María Aznar de acudir a declarar a la Comisión de Investigación sobre el 11-M, el ex-presidente del Gobierno rompe con las previsiones de prudencia. Aznar con este gesto pone encima de la mesa la necesidad de que esta investigación parlamentaria tenga la eficacia y la claridad esperada por la mayoría de los ciudadanos españoles.
El que fuera durante ocho años Jefe del Ejecutivo deja en evidencia cualquier estrategia que lleve a enterrar políticamente la citada Comisión, pone entre la espada y la pared al presidente Zapatero y coloca en una situación deplorable a uno de los que pueden convertirse en el gran perdedor de esta comisión como es Alfredo Pérez Rubalcaba. Aznar ofrece una buena lección a todos de claridad, sin miedos, sin complejos y con el mensaje general de que no tiene nada que ocultar y nada de que arrepentirse.
Es verdad que con esta actitud el ex presidente Aznar marca el camino a seguir a los suyos; pero especialmente es un toque de atención para los socialistas. Es un aviso inequívoco al Ejecutivo Zapatero. Esta Comisión de Investigación no puede convertirse en una trampa democrática para nadie. Hay mucha gente esperando resultados y nadie tiene derecho a ocultar la verdad. Aznar ha vuelto a demostrar que en los momentos clave sabe estar a la altura de las circunstancias. Aznar ha triturado cualquier prevención. Y nadie se puede sentir ajeno a ello. Este es el más puro estilo Aznar.