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Ignacio Villa

Aznar vuelve a estar solo

La cuenta atrás ya ha comenzado. Con el paso de los días, los sindicatos, apoyados descaradamente por el PSOE, están poniendo todos los medios para caldear el ambiente social. Una estrategia equivocada por su artificiosidad y por sus intenciones políticas, y que terminará, con el tiempo, pasando factura a sindicatos y a socialistas, puesto que lo de Izquierda Unida es ya algo marginal y testimonial. Con este diagnóstico inicial, José María Aznar, en todo momento, ha ofrecido un mensaje claro, bien cimentado y constante.

Pero, ¡ojo!, aprovechando que Aznar ha estado dando la cara a todas horas, el resto del Gobierno se ha refugiado progresivamente en el escondite de la frialdad y de la distancia, una actitud que ha provocado la ausencia total de coordinación interna y, lo que es más grave, ha hecho evidente la soledad del presidente Aznar. Algunos ministros que empezaron con más fuerza y presencia frente a la convocatoria de huelga general se han ido desinflando, mientras que la falta de cohesión interna en el Ejecutivo se ha hecho cada vez más gráfica. Una vez más, los ministros no han sabido seguir al presidente del Gobierno. Unos por miedo a quemarse, otros por respeto al "Jefe" y algunos por su poca consistencia política.

Una vez más, cuando el Gobierno se ha enfrentado a un problema de envergadura, incluso cuando le asiste la razón como es en esta ocasión, ha vuelto a enseñar sus debilidades públicamente. Una vez más, sus ministros le han dejado a Aznar solo ante el peligro. Una vez más, no han sabido seguir su ritmo. Unos por omisión, otros por incapacidad, los ministros de Aznar se han vuelto a quitar de en medio. Sin coordinación interna, sin una clara política informativa, sin mensajes unificados y homogéneos, el Gobierno está tirando por la borda todo el poderío que tiene por su situación y que nadie pone en duda. No es nueva esta actitud, pero precisamente por esa reincidencia no estaría de más que alguien tome nota.

Con todo a su favor, el Gobierno tiene tiempo para la reacción. Pero es imprescindible que Aznar no vuelva a quedarse abandonado en la soledad habitual de los momentos complicados. Son necesarias dos coordenadas básicas: coordinación e información. La primera no existe, puesto que nadie se atreve a coger las riendas de los problemas. La segunda es un desastre, ya que se muestran incapaces de transmitir mensajes creíbles y solventes a la sociedad frente a las cuestiones más llamativas de cada momento. La fórmula de éxito, pues, no es tan difícil, aunque siempre es necesario un requisito previo: impulso político. Aunque se pueda suponer, la capacidad hay que demostrarla. Y eso, por el momento, está por ver.

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