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Ignacio Villa

Barreda vuelve a ningunear a las víctimas

Su actitud ha mostrado, de forma suficientemente gráfica, a qué escasa distancia del suelo planea su nivel humano y político.

Barreda ya no podrá decir aquello de "soy el presidente de todos los castellano-manchegos". En Guadalajara, desde luego, ya no se lo iban a creer. Tampoco lo piensan las diez mil personas que hace unas semanas se manifestaban en esa ciudad pidiendo justicia y claridad sobre lo ocurrido este verano durante el incendio. Y es evidente que las familias de las víctimas ya no pensarán en el resto de sus vidas que José María Barreda es su presidente. Aunque el socialista permanezca en el Palacio de Fuensalida estará, desde ahora y para siempre, muy lejos de los ciudadanos.

Barreda ha desaprovechado una gran oportunidad para intentar reconducir lo que ya no tiene solución. En el discurso realizado con ocasión de la Navidad, el presidente de Castilla-La Mancha ha sido incapaz de mencionar lo ocurrido en Guadalajara el pasado verano; no ha pronunciado ningún recuerdo para las once víctimas mortales que fallecieron en pleno servicio público; tampoco ha sabido tener unas palabras de aliento hacia las familias de los que dejaron su vida en aquella fatídica tarde del mes de julio.

Es verdad que la gestión del Gobierno central fue lastimosa, que el presidente Zapatero no estuvo a la altura de las circunstancias; pero el Ejecutivo autonómico también demostró su incapacidad y el presidente Barreda –de barbacoa campera– no demostró los reflejos necesarios para tomar las riendas de la crisis. Aquel desastre fue de tal calibre que todos los políticos afectados tendrían que haber abandonado sus cargos hace meses; pero es que en el caso de Barreda, además, ha vuelto a tirar por la borda una nueva oportunidad al no recordar a las víctimas y a las familias en el discurso de Navidad. Su actitud ha mostrado, de forma suficientemente gráfica, a qué escasa distancia del suelo planea su nivel humano y político.

El presidente castellano-manchego, al perder esta oportunidad de rectificar, ha dejado sentadas las bases de su forma de actuar. Castilla-La Mancha ha sufrido una de las peores catástrofes humanas y ecológicas de la historia reciente pero, para Barreda, éste ha sido un año apasionante. Además, ha añadido que las cosas van muy bien con el trabajo de todos y que Castilla-La Mancha se ha puesto de moda gracias al Quijote. ¿Ha preguntado en Guadalajara por qué se ha puesto su nombre de moda? Barreda no ha sabido o no ha podido rectificar, la peor noticia para un político. Fortificarse en las debilidades es el principio del fin.

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