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Ignacio Villa

Como un boxeador noqueado

El documento que hemos conocido sobre la relación entre el PNV y la banda terrorista ETA certifica una realidad conocida y ya denunciada desde el Gobierno y desde muchos medios de comunicación. Por lo tanto, después de leer detenidamente la letra pequeña de dicho documento, se puede afirmar que no queda espacio para la duda. Estamos donde estábamos, pero sobre todo se subraya la certeza de que el nacionalismo camina sin rumbo, más pendiente del mundo radical y de los terroristas que de fabricar la paz sobre los cimientos sólidos de la democracia y de la convivencia.

Desde luego, no puede pasar inadvertida la poca credibilidad que ha ofrecido el PNV a la hora de desmentir el documento. Ibarretxe ha sido poco convincente e Iñaki Anasagasti se ha dedicado a despejar balones. El PNV se ha visto descubierto. Los nacionalistas se han encontrado sin escondite posible. El paripé del nacionalismo se ha desmontado.

Desde luego que la connivencia entre el PNV y ETA era una realidad, pero algunos podían pensar y alegar que todo se limitaba a una acusación política de los llamados "partidos constitucionalistas". En cambio, después de lo visto y leído, no hay margen para la duda. La cercanía entre unos y otros se convierte en realidad y por lo tanto es el mundo nacionalista quien deberá dar explicaciones y no limitarse a contraatacar como un boxeador noqueado.

Otro frente que sin duda queda al descubierto son los socialistas vascos alineados con la estrategia de Odón Elorza. Con este documento, también a ellos se les han acabado los argumentos. Cuando aparecen los terroristas de por medio, cuando no importa que sigan asesinando a inocentes, cuando se habla de paz pero se consienten las pistolas, en el fondo lo único que se busca es el interés personal de sobrevivir en política. Con esta evidencia, más de una estrategia debería quedar arrinconada porque más de un argumento queda automáticamente rebatido.

Es cierto que el documento no aporta novedades, pero sí arroja certeza sobre las relaciones entre nacionalistas y etarras. Son ahora ellos los que tiene que explicarse. No es suficiente con descalificar.

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