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Ignacio Villa

Con aroma a “NODO”

El pasado domingo, no se puede considerar, precisamente, la jornada más agraciada en la política de comunicación de este Gobierno. El dispositivo montado desde el Ministerio del Portavoz, para “informar” sobre el inicio de la operación militar de Estados Unidos sobre Afganistán, fue realmente un autentico despropósito. No es nuevo lo que ha pasado, pero sorprende que no se tuvieran previstos los mecanismos informativos ante lo que era previsible.

Desde el primer momento, en Portavoz, se desconocía la posibilidad de una reunión del Gabinete de crisis, sólo se suponía. Lo cierto es que sólo se informó de la reunión del Gabinete pocos minutos antes desde su inicio. En este sentido, llama la atención que esta reunión no fuera convocada hasta una hora y media después de los primeros ataques norteamericanos. Y en todo caso, la información sobre esta convocatoria, que interesaba y afectaba a todos los ciudadanos españoles, fue escasa y tardía. Mientras tanto, el Ministerio del Portavoz estaba cerrado a cal y canto ante una veintena de periodistas, quienes esperaban que a alguien se le ocurriera abrir las “puertas de la información” de Moncloa. Algo que no ocurrió hasta las nueve menos cuarto de la noche.

Y para cerrar esta velada de despropósitos, llegamos al más importante: la intervención “enlatada” del presidente Aznar. Rompiendo las reglas habituales en estas ocasiones, desde el Ministerio del Portavoz se impuso que la declaración fuera grabada y difundida por TVE y RNE. El resto de televisiones y radios deberían tomar esa declaración del llamado “Ente Público”, una imposición que recordaba al ya olvidado “Parte de RNE”, única vía informativa en la época del franquismo. La hora fijada de emisión era la hora del “Telediario” de TVE”. Esa “obligatoriedad” provocó un autentico caos organizativo. Las televisiones privadas lo emitieron cuando quisieron, y TVE lo hizo más tarde de lo previsto con el consiguiente enfado del Ministerio del Portavoz. Un autentico desaguisado, que nadie entiende.

Desde luego se recuerda con nostalgia otros tiempos, no tan lejanos, de una considerable mejor política informativa, cuando durante la tregua de la banda terrorista ETA, el presidente Aznar compareció en repetidas ocasiones en “directo” y ante “todos” los medios de comunicación. Intervenciones correctas y formalmente irreprochables. Sinceramente, a estas alturas, no tiene sentido recuperar estos “viejos aromas del Nodo”. ¡Es una pena!

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