El carácter de la nueva generación de la banda terrorista ETA es una mezcla de contrastes peligrosos. Los nuevos asesinos de ETA son jóvenes, son radicales y también son inexpertos.
La juventud en este caso convierte a los terroristas en elementos extremadamente peligrosos. Se forjan asesinos a sueldo con la ideología del extremismo. No conocen la razón y viven volcados en la violencia. Es la crueldad en estado puro.
El radicalismo, por principio, transforma a las personas. Y si además se mezcla con el terror, el resultado es explosivo. Se fabrican elementos que no responden a ningún estímulo externo que no entre en los parámetros de la locura y de la barbaridad.
Además son muy inexpertos. Este trazo de su carácter nos ofrece un lado bueno y otro malo. El bueno es el que acabamos de presenciar con las recientes detenciones. Son débiles ante la policía, cometen contradicciones, equivocaciones y dejan muchos cabos sueltos. Curiosamente, soportan la presión de la pistola y no aguantan la intensidad psicológica de interrogatorio. Los jóvenes asesinos de ETA matan, pero también delatan. Son fríos con el gatillo, aunque su inexperiencia les deja en evidencia en la investigación policial. Pero también hay un lado negativo, precisamente su juventud, les hace imprevisibles para las Fuerzas de Seguridad del Estado. Son inexpertos y por lo tanto son cambiantes, por lo que tienen pocas costumbres fijas.
De todas formas, esta cara de inexperiencia de los terroristas nos enseña su punto más débil. Los terroristas no tienen tiempo para la preparación técnica, para el aprendizaje psíquico. Los nuevos terroristas viven bajo el síndrome de la improvisación. Quizá por ello son más crueles, pero también cometen más errores.
En Opinión
Servicios
- Radarbot
- Libro