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Ignacio Villa

Dependencia de Aznar

Después de más de dos meses de turbulencias políticas sobrevolando al Gobierno, las polémicas se intentan reconducir, aunque con poco éxito. Hay que situarse en el día 6 de diciembre, cuando José María Aznar explicaba en el congreso ante un grupo de periodistas que había pedido al gobierno británico que retirará de forma inmediata el submarino “Tireless” de Gibraltar.

Desde entonces, una cadena de errores y alguna desdicha ha ido golpeando a este Ejecutivo. El submarino “amarillo”, el “caldito”, “las cositas” y el “voy a bajar a la tierra”, forman parte de la historia política de esta legislatura. Ni la coordinación política ni la gestión ministerial han estado a la altura de las circunstancias. Mariano Rajoy y Rodrigo Rato, por el momento, están siendo los más afectados; sin olvidarnos, de Arias Cañete y Celia Villalobos.

¿Qué pasa aquí , que el Gobierno no termina de arrancar? Ha sido el propio José María Aznar quién se ha visto obligado a irrumpir en escena y coger el toro por los cuernos. Ha tenido, en definitiva, que tapar los escapes de agua que estaban dejando en evidencia al Ejecutivo.

El presidente del Gobierno ha aparecido con todo el operativo y ha vuelto a recobrar un protagonismo electoral que tenía olvidado. Se trata de una irrupción que nos deja un primer mensaje: los mecanismos internos del Gobierno no han funcionado; y eso es muy importante. Aznar ofrece una imagen de solidez y de seguridad, tiene argumentos de defensa y de ataque. Pero eso no es suficiente. Hace falta un Gobierno fuerte en la acción y político en los gestos.

Precisamente, la ausencia de fortaleza y de ritmo político han provocado que Aznar haya tenido que saltar al ruedo. El Ejecutivo no está respondiendo y sus miembros no ofrecen los resultados esperados. Este Gobierno no termina de arrancar. Hay mucha dependencia de Aznar. Además, no lo reconocen.

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