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Ignacio Villa

Desayunos con Cabanillas

Lo que ha pasado era de esperar. Llueve sobre mojado. Desde la reciente “pifia” de Marruecos, a nadie le puede sorprender que el Ministro Portavoz vuelva a tropezar en la misma piedra, que curiosamente vuelve a ser la del PSOE. Otra vez la inoportunidad de la siempre peligrosa vanidad. Y en esta ocasión, con un programa informativo de escasa audiencia. Pero no hay que engañarse, lo que buscaba el Ministro Portavoz, además de los minutos de los “Desayunos”, era arrastrar la información hasta el mediodía, de manera que se podía asegurar una aparición casi monográfica en el “Telediario”, sobre todo un viernes en el que curiosamente no hay rueda de prensa del Consejo de Ministros. Otra vez Cabanillas, otra vez Cabanillas con el PSOE, otra vez la torpeza de una política informativa deficiente e inconstante.

Durante la primera jornada de la Cumbre el presidente Aznar ha estado inmerso en los trabajos del Consejo. Pero no es difícil suponer el gesto del “Jefe” al recibir la primera noticia sobre esta nueva polémica de su “fiel” Portavoz. En un Consejo Europeo que es, sin duda, muy importante para el presidente del Gobierno, en los seis meses de mayor proyección internacional de su carrera política, en el momento de mayor influencia real en la Union Europea; Pío Cabanillas ha vuelto, por segunda vez en menos de tres semanas, a acaparar la atención de los medios de comunicación. Y precisamente no por algo saludable. Aznar, les aseguro, no está nada contento con el nuevo error de su ministro Portavoz. Un error que, al menos en parte, puede tapar informativamente todo el protagonismo europeo del presidente en “su” Cumbre.

Desde el Gobierno se ha vuelto a dar “carnaza” política a una oposición triste y meliflua que sobrevive gracias a los errores encadenados del Ejecutivo. ¿Que necesidad tenía en esta ocasión el ministro Cabanillas de meterse en un jardín de estas características? Cuando todavía no se ha olvidado el oleaje levantado por la filtración “mal procesada” del viaje de González a Marruecos, nos encontramos con otra maniobra de un Gobierno que no necesita de estas burdas historias para vender su gestión. Un Ejecutivo con una cómoda mayoría absoluta, con un alto cumplimiento del programa electoral, con unos altos índices de apoyo electoral después de seis años en el poder, con una oposición enredada en sus propios errores, sinceramente no necesita “gestiones” de este calibre. ¿Qué razones ocultas pueden existir sobre estas desgraciadas decisiones?. Simplemente, sólo se nos ocurre una: la torpeza.

De todas formas, ya les adelanto la defensa que del Gobierno vamos a escuchar en los próximos días. Dirán abruptamente que la prensa se aburría en la Cumbre de Barcelona y que “fabricó” la historia. Acusarán al PSOE de insultos y ataques. Explicarán que todo fue un mal entendido. En fin, un largo etcétera que, en definitiva, lo que hará es poner en evidencia las debilidades de la política informativa del Gobierno. El error está consumado. Lo que no sabemos todavía es cómo va a reaccionar el resto del Ejecutivo, harto ya de las “pifias” de Cabanillas. No sabemos si volverán a dejar solo al ministro Portavoz, o será Aznar quién tenga que dar un grito a los suyos para que el vacío no sea tan evidente.

Pero solo o acompañado, la pifia ya no tiene solución. Por cierto, ¿con quién desayunamos el lunes?

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