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Ignacio Villa

¿Dónde ha escondido la pancarta?

El Congreso de los Diputados se ha convertido en la maldición de Zapatero. Cada vez que el presidente del Gobierno se sube a la tribuna de oradores deja en evidencia sus muchas deficiencias, pero especialmente deja al descubierto sus muchas contradicciones en su gestión política. Zapatero le está cogiendo miedo al Parlamento y no es para menos. La intervención del Jefe del Ejecutivo defendiendo la decisión sobre el envío de tropas españolas a Afganistán y Haití no hay por donde salvarla. Justificando lo que no hace muchos meses no justificaba, explicando lo que no hace mucho tiempo era incapaz de hacerlo, articulando una doctrina que antes de las elecciones generales no sabía incoar. Zapatero en su habitual estrategia de los tumbos -de aquí para allá- ha vuelto a hacer el ridículo en el Congreso. Con el agravante de que el crédito se le acabará cuando menos lo espere.
 
La verdad es que “Rodríguez Zapatero" que hemos visto en el pleno del Congreso no es fácilmente reconocible. ¿Dónde ha dejado la pancarta que tanto utilizó en la oposición?, ¿en qué armario ha guardado, esa demagogia pacifista que tanto esgrimió?, ¿dónde ha puesto esa talante "progre" que tanto enarboló como única estrategia política?. A este Zapatero le han cambiado, o mejor dicho ha cambiado por la cuenta que le trae. Estamos asistiendo a la transformación camaleónica del presidente del Gobierno, un cambio que le está llevando hacia ninguna parte.
 
Rodríguez Zapatero está pagando ya con creces la debilidad de su estrategia política. Su inoperancia y demagogia en la oposición le ha dejado en muchas cuestiones sin argumentos en el Gobierno. Sus contradicciones en los pasados cuatro años le han colocado entre la espada y la pared. Sin recorrido, sin fundamentos. Todo es pura improvisación, todo es supervivencia a costa de lo que sea. Zapatero con el Debate sobre el envío de tropas cierra el curso parlamentario hasta septiembre, supongo que el presidente del Gobierno respirará tranquilo. Tiene dos meses para descansar del vapuleo al que le somete habitualmente Mariano Rajoy. Por cierto, quizá después de las vacaciones nos dirá el lugar donde ha escondido la pancarta de la oposición. Ya veremos.

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