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Ignacio Villa

Donde más les duele

La iniciativa anunciada por el juez Garzón para suspender toda actividad de Batasuna por su integración en el entramado terorista de ETA, unida a la iniciativa de ilegalizar a Batasuna, nos coloca ante una realidad: las cosas son bien diferentes para los terroristas. Estamos frente a la decadencia de la trama etarra. El presente y el futuro se presentan muy complicados para el terrorismo y sus cómplices. Ya no estamos ante unas acciones, más o menos coordinadas, llenas de buenas intenciones y que buscaban el final de la banda terrorista. Ahora ya está asentada un vía correctamente diseñada, sólida en los fundamentos y eficaz en los resultados, que está dando a la banda terrorista allí donde más les duele. Puesta en marcha hace ya mucho tiempo, esta estrategia recoge ahora sus frutos. Ya nadie se cree que el terrorismo es sólo una banda de pistoleros. Todo el mundo sabe que es mucho más: un negocio del miedo, una estructura amplia y organizada, una mafia con muchas y muy variadas ramificaciones. Llegar al fondo de ese organigrama es la única manera eficaz de luchar contra los que aprietan el gatillo, que son el último eslabón de esta cadena de muerte.

Para entender lo que está ocurriendo en toda su dimensión hay que remontarse a los atentados del 11 de septiembre. Aquellas terribles acciones contra los Estados Unidos sirvieron para que el latigazo terrorista internacional acabara sobre las mesas donde se toman las decisiones más importantes del mundo. En ese momento, el Gobierno español actuó con inteligencia y supo “internacionalizar” el terrorismo etarra. El presidente Aznar articuló un discurso con dos puntos de apoyo. Primero, repitió hasta la saciedad que todos los terrorismos son iguales en cualquier parte del mundo, para luego insistir en la unidad de criterios y de acción entre ETA y Batasuna. Estos dos conceptos, repetidos machaconamente, han calado considerablemente en la sociedad española, que ha recibido con buenos ojos la reforma de la Ley de Partidos Políticos y ahora la iniciativa de ilegalizar a Batasuna.

Más de uno se preguntará que razones existen para adoptar ahora estas iniciativas y no haberlo hecho hace unos años. Posiblemente el 11 de septiembre ha creado una conciencia social sobre la necesidad de luchar contra el terrorismo sin tapujos. Quizá hace unos años en España manteníamos todavía algunos “complejos históricos” que provocaban ciertas reticencias para ilegalizar a Batasuna, Ahora, en cambio, está aceptado de forma generalizada que la democracia tiene derecho a defenderse de aquellos que, desde dentro, buscan la liquidación del sistema. La democracia no puede permitir que el terrorismo se aproveche de las estructuras democráticas para destruir precisamente los mecanismos del Estado de Derecho. Este cambio de actitud es lo que ha facilitado también que, en estos momentos, tanto desde el poder Legislativo como desde el Ejecutivo y también desde el Judicial se arremeta con contundencia contra todo el entramado etarra.

Desde luego, este mes de agosto que acaba de cruzar su ecuador particular, se está convirtiendo en el más negro para los terroristas de ETA y en el más eficaz en la lucha contra el terrorismo. Ya no estamos hablando exclusivamente de comandos y de operaciones policiales. Se está buscando, acorralando y atajando al terrorismo en su entramado, en su propia raíz. Y eso es pura eficacia.

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