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Ignacio Villa

"Echaremos de menos al abuelo"

El presidente del Gobierno, ¡por fin!, acaba de estrenar el nuevo avión oficial que sustituye a los viejos y vetustos Boeing 707 que se utilizaban hasta ahora para los viajes oficiales de los Reyes y del Jefe de Gobierno de turno. Una noticia que podría quedar en el capítulo de anécdotas, más o menos coloristas, pero que tiene otro trasfondo con un mayor calado político. Para empezar contaremos la ficha técnica y de detalle del nuevo avión. Es un Airbus 310-300, con doce años de vida y que ha sido comprado de segunda mano a la compañía Air France. Ciertamente tiene todas las comodidades de los aviones actuales. Este aparato, en breve serán dos, va a ser utilizados por el Rey don Juan Carlos y por el presidente del Gobierno; por ello se han preparado con todos los medios técnicos con un excelente centro de comunicaciones.

El avión tiene dos camarotes con un baño completo, una zona de trabajo además de plazas para cincuenta y nueve personas. Todas las plazas tienen asiento de "business" con pantalla de vídeo individual. Además dispone de dos cocinas para la atención de los pasajeros. El avión está preparado con un completo equipo médico para la atención de cualquier emergencia. Como ven un aparato de "muy buen ver", que era una auténtica necesidad y que de forma incomprensible se ha retrasado en su compra y en su preparación. Hay quien ha querido fabricar una polémica con los lujos del avión, pero, ciertamente, los viejos Boeing 707 no eran dignos para la representación oficial. Eran unos aparatos de los años 60, similar al "Air Force One" que trasladó al presidente Kennedy cuando fue asesinado. Por ejemplo, el aparato utilizado por el Rey y por el presidente del Gobierno necesitaba permisos especiales para aterrizar en los aeropuertos, puesto que ya no guardaba los mínimos exigidos en la homologación de los ruidos. En fin una auténtica pena, que en ocasiones ha dañado la imagen que España debe de ofrecer de dinamismo y agilidad, política y económica.

Y es que desde la época de Felipe González se ha ido retrasando la renovación de esta flota oficial. Ocurrió en las dos ultimas legislaturas del PSOE y ocurrió también en la primera del PP. ¿Razones? Simplemente electorales. Tanto lo socialistas cuando se tambaleaban con la corrupción, como los populares que tenían una justa mayoría no querían que la compra de un avión oficial pudiera servir de arma electoral por la oposición correspondiente. Razones muy partidistas, pues, han frenado esta compra necesaria y obligada. Visto lo que ha pasado, esta experiencia nos debería de servir para que desde ahora se arbitre la fórmula para que estos aparatos de representación se renueven de forma independiente a los partidos políticos, por el bien de todos. Sin miedos a los resultados electorales. Ahora que ha terminado todo, la afirmación es inequívoca: el cambio de avión era necesario. Aunque al propio presidente del Gobierno se le haya escuchado, con nostalgia, al ver el nuevo aparato: "Echaremos de menos al abuelo".

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