Menú
Ignacio Villa

Ejercer la autoridad interna

Hacer oposición no es sólo buscar las cosquillas al Gobierno de forma sistemática. Hacer oposición es ofrecer un proyecto alternativo. Pero, sobre todo, es conseguir un partido sólido sobre el que se pueda construir una oferta realista y unificada. Precisamente en esta última cuestión, el Partido Socialista está entrando en un callejón que no parece que tenga mucha salida. Su secretario general, Rodríguez Zapatero, se ha encontrado con el verdadero problema interno cuando menos lo esperaba. Esta cuestión aflora periódicamente desde hace años: un partido lleno de pequeños propietarios en el que cada uno cuida de su “parcelita”.

La falta de visión conjunta que tienen los llamados “barones” hace del PSOE un partido que pierde fuelle, víctima de sus problemas internos. Al final, cada uno tira hacia sus intereses, evitando que el PSOE tenga una oferta unificada. A esta situación, que no es nueva, se suma ahora la aparición de dos nuevos “barones”, Antich e Iglesias, que apoyados por unas mayorías precarias hacen méritos para sobrevivir políticamente.

Rodríguez Zapatero ha encontrado su verdadero talón de Aquiles. Tiene ante sí la verdadera cuestión que va a refrendar su capacidad de liderazgo y su autoridad. Si el PSOE quiere volver a La Moncloa no se puede permitir el lujo de ofrecer una imagen dispar y desenfocada.

El PSOE, como mayor partido de la oposición, tiene como principal papel ser el fiscalizador político y social del Gobierno. Pero, antes de lanzarse en tromba, debería tener la retaguardia bien cubierta. Y la única fórmula correcta de conseguirlo es solucionar los enfrentamientos internos sin airear los problemas.

Presentar una imagen sólida y cohesionada es la gran asignatura pendiente de Rodríguez Zapatero. No es suficiente con parecer que hace y deshace. Zapatero necesita autoridad interna con efectos reales.

En Opinión