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Ignacio Villa

El antiamericanismo de ZP

Después de la precipitada retirada de las tropas de Irak, se ha sucecido un talante "chulesco" contra todo lo norteamericano

Con rostro contrariado, con una sonrisa forzada y artificial el presidente del Gobierno ha escogido el Congreso de los Diputados para reconocer políticamente la victoria de Bush. Rodríguez Zapatero no está precisamente contento con los resultados de las elecciones americanas. Esa contrariedad no viene sin embargo motivada por la existencia de una buena relación entre Zapatero y Kerry. Para nada. La victoria de Bush ha significado el derrumbe de toda la argumentación política que el PSOE había elaborado desde el pasado mes de marzo.

Zapatero parece tener una obsesión: legitimar cuando nadie lo pone en duda su victoria electoral. Se resiste a aceptar que el único motivo que explica su victoria el 14 de marzo son los atentados del 11-M. Zapatero quiere, a toda costa, buscar razones que indiquen que el motivo de su victoria fue la guerra de Irak y las mentiras de Aznar. Por eso, le gustaría que los de la foto de las Azores fuera una foto de derrotados. Pero por el momento eso no es posible. El presidente de los Estados Unidos ha repetido, el primer ministro portugués es presidente de la Comisión Europea, el premier británico se recupera y el presidente Aznar es, en efecto, es el único que ha perdido unas elecciones. Pero no por la guerra precisamente.

La  realidad es que siete meses después de aterrizar en Moncloa, Zapatero tendrá que cambiar de estrategia. La política exterior del Gobierno socialista ha sido una política ramplona, asamblearia y claramente antiamericana. Una estrategia que no nos lleva a ninguna parte. Aunque, era previsible, que Zapatero pensaba cambiar de actitud al hilo de un triunfo de Kerry, ahora esos planes ya no valen. El presidente del Gobierno tiene la puerta cerrada de la Casa Blanca. Eso es así por la irresponsable actitud del Ejecutivo español. Después de la precipitada retirada de las tropas de Irak, se ha sucecido un talante "chulesco" contra todo lo norteamericano. Eso no puede seguir así. No está en juego la sonrisa de Zapatero, está en juego el prestigio de España.

El presidente del Gobierno dice ahora que quiere mantener unas "relaciones constructivas" con Estados Unidos. A buenas horas.

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