Menú
Ignacio Villa

El batacazo de Zapatero

Era evidente que el proyecto de Zapatero para Madrid nunca podría haber salido bien; no había que ser un genio para caer en la cuenta de que era un auténtico desvarío. El batacazo, por tanto, es responsabilidad del presidente del Gobierno.

Con la dimisión, este lunes, de Rafael Simancas al frente del socialismo madrileño se abre la crisis más seria que el PSM ha vivido en su historia más reciente. No es el mero resultado de la tremenda derrota electoral del 27 de mayo de Simancas y Sebastián; es mucho más. Estamos ante la mayor humillación que ha sufrido la manera de hacer política de Rodríguez Zapatero desde que llegó al Palacio de la Moncloa. Zapatero, endiosado como está, llegó a pensar que conseguiría una victoria electoral en Madrid por su cara bonita, sus dotes de persuasión y su desbordante capacidad de ignorar los problemas. Tan crecido estaba en su soberbia que el batacazo posterior ha sido de los que hacen época.

En lo que se refiere a Madrid, no hace falta ni echar mano de la hemeroteca, ni buscar en los recuerdos, ni examinar con atención antiguas declaraciones; basta la fuerza de los hechos para demostrar hasta qué punto Rodríguez Zapatero ha dejado al socialismo madrileño para el arrastre. Ha sido un largo y penoso camino el recorrido por el PSM desde que el presidente del Gobierno decidió que era su territorio y que podía hacer y deshacer a su antojo en él. Al final, todos hemos podido contemplar en qué se ha quedado su fórmula mágica para ganar en Madrid.

El socialismo madrileño ha cosechado las dos derrotas en Ayuntamiento y Comunidad más demoledoras que se recuerdan en la región, ha dejado el partido hecho unos zorros, ha quemado a una generación de políticos y ha impuesto como candidato al consistorio de la capital a un simples aficionado cuya única tarjeta de presentación era ser amiguete suyo. En definitiva, Zapatero ha laminado el trabajo de miles de militantes socialistas madrileños, que han visto cómo el presidente del Gobierno les utilizaba como escaparate de su orgullo, probeta de sus investigaciones y escenario de sus caprichos. El socialismo madrileño ha tocado fondo y va a necesitar mucho tiempo para levantar la cabeza.

Son tantos los despropósitos de Zapatero que es imposible recordar todos. Empezó con el ruido de cheques que denunciaba indignado el secretario de organización del PSOE, Pepiño Blanco, al inicio de la pasada legislatura y siguió con aquellas inexistentes tramas urbanísticas de las que nunca más se supo, las fallidas candidaturas a la alcaldía de Bono y De la Vega, la imposición de su coleguilla Sebastián, el publicitado "Plan Madrid" del que nunca más se volvió a hablar y que nadie puso en marcha y las arbitrariedades de varios ministros del Gobierno contra la Comunidad de Madrid con las que esperaban dañar a Esperanza Aguirre. Son algunos ejemplos de la forma rastrera de hacer política que tienen en Ferraz, fomentada desde Moncloa por el propio Zapatero.

Cuando se hace política de esa manera, cuando sólo se busca la propia supervivencia, cuando se utiliza el poder en beneficio propio, cuando se sustituyen los mecanismos internos de los partidos por los mangoneos del jefe, pasa lo que pasa. Era evidente que el proyecto de Zapatero para Madrid nunca podría haber salido bien; no había que ser un genio para caer en la cuenta de que era un auténtico desvarío. El batacazo, por tanto, es responsabilidad única e intransferible del presidente del Gobierno. No hay duda de que obedientes e ineptos mandos intermedios como Pepe Blanco también tienen su cuota de responsabilidad, pero el único culpable de la debacle que ha provocado las dimisiones de Sebastián y Simancas es Zapatero. El presidente del Gobierno se ha caído con todo el equipo por su soberbia, su desprecio a su propio partido, su desfachatez a la hora de saltarse los mecanismos internos y su soberbia al creerse por encima del bien y del mal. Cuando un político piensa que está por encima de todos, incluyendo a los suyos, es que ha perdido el norte. Y Zapatero hace ya mucho tiempo que está en esa situación.

En España

    0
    comentarios