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Ignacio Villa

El chantaje soberanista

Si algo hemos aprendido los españoles del terrorismo etarra es que no descansa nunca y que, además, su estilo de actuación es siempre el ataque por la espalda. Nunca da la cara. Siempre se oculta y oculta cualquier estrategia. Por todo ello, el "aparente" silencio de los terroristas en estas últimas semanas es simplemente una ficción. Es cierto que las últimas operaciones policiales les han podido dejar maltrechos en algunas de sus infraestructuras, pero junto a esa realidad, la experiencia nos dice que detrás de este "descanso" hay una estrategia pactada con el nacionalismo. Los terroristas, que sólo saben matar y que matan cuando pueden y donde pueden, no desaparecen sin dejar rastro y sin más explicaciones. Estamos simplemente ante la táctica del silencio.

Desde luego, hay que contar con que la banda terrorista esté trabajando durante estas semanas en su infraestructura asesina; pero junto a ello, el mutismo cómplice del ambiente nacionalista y del entorno radical revelan que la estrategia del Pacto de Estella está volviendo a ser revitalizada en público y sin escondites. En este sentido, lo que ocurra en las próximas semanas será muy revelador para conocer en detalle qué pactos y acuerdos están ejecutando las dos partes. Pero no hay que remontarse muy lejos para deducir que tanto unos como otros están trabajando en la misma dirección: en el proyecto soberanista para el País Vasco.

El nacionalismo está apostando de forma descarada desde el Gobierno de Vitoria por la ruptura con la Constitución y el Estatuto. Están intentando dinamitar desde dentro las estructuras democráticas que se han dado los vascos desde hace más de veinte años. Están provocando con la amenaza permanente la desobediencia civil. Están vendiendo al entorno terrorista todo su poder y toda su capacidad institucional, para poner orden en un País Vasco donde se vive bajo la presión del miedo y del terror.

El entorno terrorista y radical, por su parte, vive satisfecho manteniendo bajo su yugo al PNV, EA e IU. Tiene y mantiene a los partidos que conforman el Gobierno vasco como simples títeres de sus objetivos y pretensiones soberanistas. Por ahora no matan, pero es un simple espejismo. Cuando decidan volver a hacerlo, lo harán con más saña y con más crueldad.

En resumen, nada nuevo bajo el sol. Todos siguen donde estaban. El aspecto externo de lo que ahora mismo observamos es un simple artificio. Todos tienen la misma dirección: el proyecto soberanista. Un proyecto, por cierto, fundamentado en el chantaje.

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