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Ignacio Villa

El enemigo está dentro, sólo dentro

La dirección del PP engaña cuando busca fuera la razón de sus problemas. La crisis es de ellos y está provocada por ellos; han sido incapaces de solucionarla y han echado leña al fuego. Y lo demás son burdas trampas dialécticas.

Mariano Rajoy ha vuelto a intentar desviar la atención sobre la crisis interna del Partido Popular. Mientras en la calle más de 300 militantes pedían su dimisión, el presidente del PP se empeñaba en buscar fuera los motivos de unas turbulencias que están desembocando en una profundo deterioro de su partido. No parece lo más conveniente, ni desde el punto de vista político ni desde el punto de vista estratégico, la aparición de Rajoy ante alcaldes y presidentes de Diputación para enviar este titular :"No voy a tirar la toalla".

A menos de un mes para el Congreso de Valencia, por ahora con una sola candidatura, con un aparato que funciona con una frialdad sobrecogedora y con una situación de uniformidad destructiva, que aparezca Rajoy en público para decir que no se rinde retrata la dura realidad: está desbordado por la crisis, tras los abandonos de  María San Gil y Ortega Lara. La semana que se cierra no ha podido ser más negativa para Mariano Rajoy. Su debilidad interna ha quedado al descubierto con una pésima gestión de las últimas polémicas y se ha enrrocado en unas posiciones que le alejan, cada vez más de la realidad, dentro y fuera de su partido.

El entorno de Rajoy está fabricando para su jefe una realidad virtual. Esto no es una guerra, aquí no hay buenos y malos, no hay nadie desde fuera empeñado en que Rajoy abandone la presidencia del PP. Las cosas son diferentes. Lo cierto es que Mariano ha iniciado un cambio en el modelo del partido y por lo tanto ha puesto en marcha una transformación de las esencias del partido. Su empeño repentino en repetir hasta la saciedad que no quiere cambiar nada y que él no ha cambiado no tiene ya ninguna credibilidad. ¡Absolutamente ninguna! Con la marcha de María San Gil, con la baja de Ortega Lara, con el toque de atención de Aznar, con el malestar que se percibe entre los cargos orgánicos y con la manifestacion en la calle Génova contra el propio presidente nacional se han abierto muchas heridas que ya no tienen remedio.

Rajoy se parapeta detrás de una afirmación tan ficticia como tramposa: nadie desde fuera va a interferir en el PP. ¿Quién está interferiendo? ¿Pretende ahogar a la opinión pública? ¿No se puede opinar sobre el PP? ¿Alguien puede explicar las razones por las que el Grupo PRISA está encantado con la actual estrategia del PP? ¿Qué razones utilizan las terminales mediáticas del PSOE se hayan convertido en el paraguas del aparato de Génova? Son preguntas con una clara respuesta. La dirección del PP engaña cuando busca fuera la razón de sus problemas. La crisis es de ellos y está provocada por ellos; han sido incapaces de solucionarla y han echado leña al fuego. Y lo demás son burdas trampas dialécticas. En dos meses y medio Rajoy a llenado las cunetas de errores que estan llevando al PP a la peor crisis de su historia. Y es por eso que el problema no está fuera: está dentro, muy dentro.

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