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Ignacio Villa

El enemigo está en casa

La sonrisa puede ser una receta más o menos efectiva en una operación de imagen, pero desde luego no es la receta más conveniente para solucionar los problemas. Zapatero sonríe y sonríe mucho, sugiere buscar espacios en
común, habla de diálogo y de consenso, de entendimiento y de acercamiento.
¡Vale!, de acuerdo, pero es que esa fórmula, que para muchos parece mágica, la va
a tener que aplicar dentro de su propio partido.

Ocho días de Gobierno socialista y aparecen las primeras fisuras internas. Bueno, algo más que fisuras. Estamos asistiendo desde el pasado sábado a un enfrentamiento público y notorio entre tres ministros del Ejecutivo Zapatero. Primero, el ministro de Administraciones Públicas Jordi Sevilla anuncia que la reforma de la financiación autonómica se retrasará a la próxima legislatura, luego la vicepresidenta primera del Gobierno Fernández de la Vega insiste en ese retraso y después el titular de Industria, el catalán Montilla, entra en juego y recuerda a todos que la promesa de Zapatero es para esta legislatura. En fin el ¡pim,pam,pum! ya esta montado dentro del propio Gobierno Zapatero. Y aunque el presidente del Gobierno fue preguntado en Casablanca, el pasado sábado, sobre esta cuestión, Zapatero se amparó en la nada. Es decir se escabulló, pero lo cierto es que el problema sigue ahí, y nadie pone orden.

Pero en fin, los problemas vienen desde dentro, pero también desde fuera
del Ejecutivo. Y lógicamente en esta lista de díscolos no podía faltar el preferido de Zapatero: él es Pascual Maragall que ya anuncia a "bombo y platillo" que en Cataluña tendrán su propia Ley de Educación, al margen de todo y de todos. En fin, el espectáculo de siempre en el que no podía faltar la aparición de Carod-Rovira, el "socio de los socios". El lider republicano catalán se ha lanzado "en picado" a por José Borrell -candidato socialista para las europeas-, por ser "el más jacobino de los socialistas". Una auténctica feria, cuando no una guerra interna de divisiones y de discordancias. Pero ¡ay amigo!, parece que con una sonrisa todo se soluciona. Pero nada más lejos de la realidad, entre otras cosas porque el enemigo está en casa.

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