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Ignacio Villa

El escondite de Zapatero

Zapatero estaba implicado, como el que más, en lo que ocurrió aquella triste tarde de reflexión, y no se puede esconder. Los populares parece que despiertan, pero lo tienen que hacer con más claridad y con más constancia

El Partido Popular parece que comienza a despertar en la Comisión de Investigación del 11 de marzo. Ha costado, pero -¡por fin!- ha empezado a reaccionar. Los populares estaban inmersos en una estrategia poco definida y muy cambiante, y ahora se están dando cuenta de con quién se están jugando los cuartos. El PP tiene enfrente a Alfredo Pérez Rubalcaba, el mismo que rompió el día de reflexión, con el visto bueno del propio Zapatero. Y ésa es la gran cuestión política de lo ocurrido aquellos días.

Es cierto que hay otra clave de una gran importancia como es investigar la autoría intelectual de los atentados del 11-M. Pero también existe una perspectiva política que no se debería ocultar. Zapatero no es ajeno a lo que ocurrió el 13 de marzo. Los socialistas lo saben y han elaborado una complicada tela de araña para tener parapetado al actual presidente del Gobierno. ZP estaba en el cogollo de las decisiones sobre lo que pasó en la jornada de reflexión y, por lo tanto, tiene la obligación de declarar ante la Comisión de Investigación. Vivió el 13 de marzo en primera fila. Es un testimonio imprescindible para aclarar la verdad. 

Ese es el "punto negro" que el Partido Popular debe aprovechar al máximo. Zapatero estaba implicado, como el que más, en lo que ocurrió aquella triste tarde de reflexión, y no se puede esconder. Los populares parece que despiertan, pero lo tienen que hacer con más claridad y con más constancia. Marcando sus objetivos sin reparos. Y deberán marcar una prioridad: saber qué hacía Zapatero el 13-M.

Cuando Alfredo Pérez Rubalcaba ha perdido los papeles, como lo ha hecho este miércoles, es que está comenzando a inquietarse ante lo que les puede venir encima. Esa negativa rotunda de los socialistas para que periodistas y confidentes acudan a la comisión es una señal definitiva para saber dónde está la raíz de la historia. Y la negativa para facilitar la lista de los mensajes y llamadas de móviles de aquel día lo confirma definitivamente. En el PSOE comienzan a sentirse acorralados. El PP tiene que acelerar ahora sin complejos. Zapatero deberá salir a la palestra. No valen los escondites, auque estén aliñados con sonrisas y talante.

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