Ha sido pasar la puerta de las elecciones europeas y de forma inmediata los nervios acompañados de los malos modos han llegado al Gobierno socialista. Ya sea por los malos resultados del 13-J para el PSOE, ya sea porque se han quitado la careta de la sonrisa; lo cierto es que el Ejecutivo Zapatero ha iniciado en esta semana una nueva etapa. La etapa de la dura realidad; y nos hemos encontrado con el rostro agreste, rencoroso y tenso de la última etapa felipista. Es como si de pronto a los socialistas del buen talante se les hubiera avinagrado el carácter. Están enfadados, permanentemente enfadados.
Ya nos contarán las razones. Pero por el momento podemos vislumbrar que parte de ese mal carácter tiene su origen en una razón: se ha acabado el "pedaleo" hacia ninguna parte. Después de dos meses de "marear la perdiz", de anunciar y de no hacer, de prometer pero sin mojarse, de sonrisas y abrazos, se han dado cuenta de que les ha llegado la hora de la verdad. Han comenzado a sentir el vértigo de gobernar. Aquí ya no valen componendas. Es imposible quedar bien con todos. Hay que empezar a pilotar las cuestiones pendientes y es imposible estar eternamente haciendo equilibrios. A Zapatero se le ha acabado el tiempo de la novedad y ahora deberá de afrontar la responsabilidad del Gobierno. El presidente del Ejecutivo tiene la obligación de asumir el liderazgo de un proyecto nacional, no se puede permitir el lujo de pastorear sin entrar en el fondo de los problemas. Zapatero tiene que gobernar y eso le va a desgastar. Y los primeros pasos no son muy positivos que digamos. Huye de cualquier gesto que signifique compromiso. Se pierde con una gran facilidad por los vericuetos de la demagogia y así no se llega a ninguna parte segura.
Además, es evidente que Zapatero está cada vez más incomodo en el Congreso de los Diputados. Y eso que le apoya el grupo mayoritario y tiene además el apoyo de otros pequeños grupos políticos. Zapatero y su Gobierno son cada miércoles vapuleados públicamente en las sesiones de control. Mariano Rajoy, Angel Acebes y Eduardo Zaplana sacan sus mejores artes parlamentarias y les dan un considerable repaso. Al Gobierno del PSOE se le ha atragantado el Parlamento y eso es muy mala historia. Un Ejecutivo sin mayoría suficiente y con el Congreso como un territorio enemigo es un Gobierno en una situación insostenible. Dos meses escasos de buen talante parece poco serio. Y el "proyecto Zapatero" sin ese talante ya me dirán ustedes en qué queda.