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Ignacio Villa

El PP arranca la maquinaria

Después del próximo verano, la política española entrará de lleno en un periodo electoral. Primero, las municipales y autonómicas; después, las generales y las europeas. En definitiva, la política española volverá a su situación casi natural: el ajetreo de las urnas. Con este panorama, este fin de semana el PP se pone en marcha. Van a celebrar en Burgos una Conferencia de presidentes y secretarios generales de toda España. Asistirán Aznar, Arenas, Rajoy y Mayor Oreja. Rodrigo Rato no podrá acudir por compromisos internacionales adquiridos con anterioridad, según repiten con insistencia desde la dirección del partido para evitar suspicacias sobre las buenas-malas relaciones de Rato con la estructura del partido.

Este cónclave popular tiene como objetivo arrancar la maquinaria electoral para los dos próximos años. A nadie se le escapa que, hablando en términos electorales, el PP se la juega durante los años 2003 y 2004. Coincidiendo con la mayoría absoluta del año 2000, los populares alcanzaron la cota más alta de poder que jamás pudieron pensar. Pero esa posición es difícil de sostener en el tiempo. Todo lo que sea repetir será un éxito para el PP. Esta colección de citas electorales se convierten, por tanto, en un verdadero examen para el PP en los Ayuntamientos, en las Comunidades Autónomas y en el Gobierno central.

En las próximas elecciones municipales, el PP deberá conservar Madrid y Valencia, aunque Zaragoza lo tiene más complicado, Vitoria es un misterio, Málaga también tiene un punto de interrogante, Sevilla se convierte en una revalida y Las Palmas será también otro lugar conflictivo para los populares. Respecto a las autonomías, debería recuperar Baleares, mantener con ciertos problemas Cantabria y La Rioja y, en principio, no ofrecen dudas la Comunidad Valenciana, Madrid, Castilla y León, Navarra y Murcia. Aragón vuelve a estar en el aire. Extremadura y Castilla-La Mancha siguen siendo las dos grandes asignaturas pendientes.

Todos estos ejemplos son sólo algunas referencias sobre unos resultados que tienen mucho de psicológico y de efecto dominó. En muchas ocasiones, el mapa municipal y autonómico no tiene casi que ver con el de las generales, pero unos resultados adversos para el PP en municipios y autonomías se pueden convertir en una rémora en vísperas de las generales y, no lo olvidemos, de la marcha definitiva de Aznar. Con malos resultados, los ánimos bajarían estrepitosamente mientras que al PSOE le supondría un balón de oxígeno.

Unos buenos resultados el próximo año facilitarían al PP encarar con tranquilidad el proceso de elección del sucesor en el otoño de 2003. No les convendría a los populares llegar a esa fecha con mucho “militante cualificado” descolocado por unos malos resultados electorales. Tampoco sería bueno para los populares que en el momento de la elección del sucesor se tenga la sensación de que la marcha de Aznar puede ser negativa también para los resultados de las generales.

En definitiva, el PP entra en un periodo crucial para su futuro. Va a ser el momento de recoger los frutos de ocho años en el poder, o puede ser el inicio de la caída. En principio tienen el viento a favor, esa es la realidad. Pero confiarse sería un error.

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