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Ignacio Villa

El PP destierra a los fantasmas

Con el paso de los días y de las semanas, la unidad y la cohesión del Partido Popular se está convirtiendo en la mejor de las estrategias posible para hacer frente al desgaste político de la actual crisis internacional. Pero, sobre todo, esta unidad, que se está fortaleciendo con el tiempo, está siendo útil para combatir la demagogia de la oposición, una demagogia que tiene como resultado inmediato la transmisión de crispación y de intolerancia a los ciudadanos. El Partido Popular se ha mostrado y se sigue mostrando unido. Ni los errores de comunicación, de auténticos principiantes, que ha cometido el Gobierno; ni los iniciales fallos de estrategia, aireados a los cuatro vientos, han conseguido abrir brechas en el PP. Por el momento han entendido a la perfección que esa unidad forjada en el tiempo, desde la oposición al Gobierno, es el mejor fortín para refugiarse en los momentos difíciles y complicados.

En el PP se ha aguantado bien el tirón. Una unidad que no ha pasado desapercibida más allá de nuestras fronteras. Sin ir más lejos, en el diario británico Financial Times se ha reconocido, en un análisis político sin desperdicios, que la gran diferencia entre Tony Blair y José María Aznar en esta crisis es que el segundo ha conseguido que su partido reconozca el liderazgo del presidente y que estas turbulencias internacionales no hayan deteriorado esta unidad. El Gobierno, añaden, no tiene dimisiones y el Grupo parlamentario no tiene rebeliones. Ciertamente, hay quién en el Partido Popular está muy preocupado por el desarrollo de la crisis, incluso quién piensa que el presidente no está afrontando bien esta cuestión y es evidente que hay muchos que temen por los próximos resultados electorales. Pero, precisamente que esta falta de uniformidad interna en los planteamientos y en los análisis no esté afectando a la unidad del PP, es la mejor señal de que el partido de la gaviota tiene todavía una más que suficiente robustez interna. Lo que queda claro es que el PSOE, hasta el día de hoy, ha fracasado en su primer objetivo: dividir al PP, dinamitar la cohesión de los populares. Lo importante, ahora, es que el Partido Popular sea consciente del tesoro que tiene en sus manos. Han conseguido enterrar los fantasmas del pasado.

Han cerrado filas ante un problema serio e importante. Ahora se lo tienen que creer. El PP tiene unidad, mientras que el PSOE, que se esconde detrás de una pancarta, a la hora de la verdad ofrece demagogia. Los populares tienen lo más importante que se tiene en política: la cohesión interna. ¡Ahora deberán convencerse, que lo más complicado lo tienen! Han conseguido que la unidad forme parte de su patrimonio. Y eso no es poco.

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