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Ignacio Villa

El problema del fondo y de la forma

Después de presenciar el debate parlamentario sobre la crisis surgida tras el 11 de septiembre, aflora a borbotones una petición para los políticos: ¡no confundan el fondo con la forma! El Parlamento, escaparate natural de las propuestas partidistas, debería ser el punto de unión de todas las fuerzas políticas cuando se habla sobre la lucha contra el terrorismo. Este principio, que parece evidente, no todos lo tienen tan claro.

Concretando, el debate sobre la crisis internacional nos ha dejado a un Rodríguez Zapatero resolutivo en las formas, incisivo en las criticas, pero genérico y aguado en los principios. Ha sacado su mejor artillería para criticar a un presidente del Gobierno que, en su opinión, ha informado tarde y mal, que ha dejado demasiado “suelta” a la ministra Villalobos y que se ha quedado en el vagón de cola a la hora de ir a visitar a Bush.

Criticas razonadas, y posiblemente también razonables, pero que han difuminado los perfiles de la obligada contundencia a la hora de unificar criterios en la lucha contra el terrorismo. Zapatero ha estado más impactante que otras veces haciendo su obligado trabajo de oposición pero, a la vez, ha perdido frescura a la hora de mantener los principios intocables de la lucha contra el terror.

En cuanto a José María Aznar ha ocurrido lo contrario. El presidente del Gobierno ha presentado un perfil plomizo, aburrido y plano en lo formal. En cambio, se ha mostrado inexpugnable a la hora de defender los principios y las razones que deben inspirar toda lucha contra el terrorismo. Aznar ha vuelto a insistir en la necesidad de ahogar todas las tramas políticas, económicas y de apoyo que tienen las organizaciones terroristas. Y ha sido tajante con la falsa careta de Batasuna, verdadero escondite político de la banda terrorista ETA.

Del resto de grupos parlamentarios, de todos los demás sin excepción, una sola impresión: ¡qué bajo nivel político tenemos en el congreso!. ¡Una pena!

En fin, volviendo a la cuestión principal, podemos concluir que el presidente Aznar, tosco en las formas, ha estado lúcido y claro en el fondo; mientras que Zapatero, ágil en las formas, se ha mostrado patoso en el fondo. Y no podemos perder de vista que, en cuestiones antiterroristas, sólo vale el fondo. Las formas son fuegos de artificio.

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