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Ignacio Villa

El PSOE, en tierra de nadie

Con la reforma de la ley de los partidos políticos nos encontramos, unavez más, ante la estrategia habitual que utiliza el PSOE en las grandes cuestiones de Estado. Primero pactaron un texto, luego, como siempre, han recogido velas; y ahora comienza el amago de recuperar el terreno perdido para terminar recomponiendo la postura. El resultado es explosivo: a medio camino entre la esquizofrenia política y la desorientación estratégica. Son los socialistas los que entran y salen de los jardines que ellos mismos se fabrican. Imprevisibles en sus actitudes. Desconcertantes en sus razonamientos. Ambigüos en sus planteamientos. EL PSOE, cuando habla de grandes cuestiones de Estado, se está quedando en tierra de nadie, y eso es muy peligroso.

Los socialistas, con su secretario general al frente, tendrán que aceptar de una vez por todas que no se puede tener una actitud en el País Vasco de cercanía al nacionalismo, mientras que en Cataluña ofrece la cara de la comprensión y en el resto de España se mantienen los bandazos habituales. El PSOE de Rodríguez Zapatero, que en un momento dio la impresión de asimiliar una actitud constructiva e institucional, se ha desmoronado con todo el equipo y mantiene un extraño posicionamiento, difícil de interpretar, en una cuestión capital como es la ilegalización de Batasuna. Por un lado, el PSOE parece que es consciente de su necesidad —así se lo reclaman muchos de sus militantes y muchos de sus cargos electos en el País Vasco. Por otro lado, ofrece una imagen timorata que esconde el miedo ante un posible enfado del nacionalismo político. En todo caso, en la recta final ya de la negociación sobre la reforma de la ley de los partidos políticos, no estaría de más que el PSOE actue con un mínimo de madurez política. En esta ocasión no es necesario hacer ningún paripé. El PSOE tiene que actuar con seguridad y con coherencia. Estamos ante una cuestión que afecta a todos los ciudadanos, y que la mayoría de la sociedad española apoya. Desde luego, la ilegalización de Batasuna no será una solución mágica para acabar con el terrorismo, pero sí va a servir para cerrar el cerco de una forma muy determinante a los terroristas.

La ilegalización de Batasuna se va a convertir en una reafirmación de los principios de una sociedad democrática. El PSOE ha de salir de su doble juego permanente, aquí no hay margen para el "jugeteo". Por lo tanto, por el bien de todos, pero especialmente por el bien de los socialistas, cuando se habla de defender la democracia de sus enemigos no es necesario interpretar ningún papel, simplemente hay que ser consecuente con los principios. ¡Y todo arreglado!

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