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Ignacio Villa

El silencio tiene un límite

Lo cierto es que ya es momento de que los socialistas críticos salgan de la madriguera. Una cosa es la disciplina de partido y otra es hacerse cómplices por el silencio de los desmanes de Zapatero

Ha llegado el momento. Dicen que en el Partido Socialista hay un nutrido grupo de militantes ilustres, diputados nacionales o ex ministros que están horrorizados por las formas y las maneras con que Rodríguez Zapatero esta abordando el modelo nacional. Incapaz para gestionar las tensiones territoriales que siempre han existido, el presidente del Gobierno está asentado en una política de ceder y de contentar a todos, que no tiene precedentes en la reciente democracia española. La llegada formal del texto reformado al Congreso de los Diputados ha puesto esta historia encima de la mesa.
 
En más, entre los propios socialistas reconocen que la salida al Estatuto es complicada y difícil, y que pueden pasar dos cosas. Si Zapatero continúa mucho tiempo como presidente pueden terminar perdiendo el poder para una buena temporada; o bien, si comienzan a levantarse voces críticas en el Partido Socialista se puede provocar una fuerte división interna que podría ser irreversible.
 
Lo cierto es que ya es momento de que los socialistas críticos salgan de la madriguera. Una cosa es la disciplina de partido y otra es hacerse cómplices por el silencio de los desmanes de Zapatero. Ya no es suficiente un silencio prudente o permanecer en una situación discreta a la espera de acontecimientos. El tiempo pasa, los acontecimientos se suceden y las bocas siguen calladas. Es verdad que hay comentarios en privado, afirmaciones de pasillo o sugerencias veladas. Pero eso no es suficiente, como tampoco son suficientes los "fervorines" de Bono e Ibarra. Tanto han dicho –estos barones– con el objetivo de llamar la atención, que al final ya nadie los cree. Es como el cuento del lobo; tantas falsas alarmas que cuando el lobo irrumpe en escena ya nadie lo esperaba.
 
La tramitación del Estatuto catalán en el Congreso de los Diputados ha provocado una fractura interna en el Partido Socialista. Mucho más profunda de lo que parece. Es el cambio de modelo de Estado y de modelo constitucional que los socialistas tenían asumido desde hace décadas. Es tal el terremoto, que tantos y tantos socialistas que están en silencio no pueden callar más. No es una cuestión de disciplina, es una cuestión de supervivencia. Este nuevo modelo impulsado y propulsado por Rodríguez Zapatero es el final del actual Partido Socialista Obrero Español. Después, puede surgir otro partido, pero ya será una formación bien diferente. Al final el silencio de los socialistas críticos con Zapatero no es sólo asentimiento, es también consentimiento en algo que remueve las estructuras mismas del parlamentarismo español. Y eso son palabras mayores.

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