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Ignacio Villa

El terror no tiene disfraces

La eficacia y la experiencia indican que el acorralamiento que la banda terrorista ETA y su brazo político están sufriendo en España con la suspensión y el proceso de ilegalización iniciado por el Gobierno, deberá ir acompañado ahora por unas medidas similares en el plano internacional. En este sentido, hay que tener muy presente que durante años la estrategia policial contra los etarras ha tenido siempre el déficit de la nula colaboración internacional. Ahora que desde todos los foros internacionales se apoya, sin tapujos, la lucha contra el terrorismo etarra, es momento de recibir el apoyo para que también se pueda cortocircuitar el entramado organizado por Batasuna como trinchera de los terroristas fuera de España.

La iniciativa de la Fiscalía de la Audiencia Nacional pidiendo el cierre de las sedes de Batasuna en Bayona, Bruselas y Managua es un claro ejemplo de las ramificaciones de la estructura que el brazo político de ETA ponía al servicio de la banda en distintos puntos de Europa o América. Todas estas "representaciones" batasunas han servido y sirven como centro de operaciones del terrorismo. Es decir, Batasuna es el instrumento utilizado, en el plano internacional, por la banda terrorista para tener rostro y voz "legal" fuera de España. Este engaño ha tenido una cierta validez, en los tiempos "duros" de la lucha contra el terrorismo, pero ahora todo ese montaje al servicio del terror deberá ser desmontado fuera de nuestras fronteras, al igual que se está ejecutando en nuestro país.

El ejemplo más claro de esta necesidad inmediata lo encontramos en el Parlamento Europeo. En estos momentos, la actividad política de ETA está suspendida en España y en unos meses será con toda probabilidad un partido ilegal. Por lo tanto, se hace urgente que desde los grupos parlamentarios popular y socialista del Parlamento Europeo se aceleren ya los trámites para que el eurodiputado de Batasuna, Koldo Gorostiaga, no pueda mantener su identidad batasuna aunque por el momento tenga capacidad para mantener el acta de eurodiputado. Se hace imprescindible, pues, que una vez que Batasuna ha sido prohibida en nuestro país y se encuentra camino de la ilegalización, encuentre la soledad en el terreno internacional.

Con este planteamiento, recupera una especial actualidad el mensaje repetido desde el Gobierno de forma machacona: todos los terrorismos son iguales. Dicho de otra forma, la unidad de criterios y de organización entre ETA y Batasuna, evidente en España, también deberá serlo en aquellos puntos de Europa y América donde Batasuna mantiene una oficina propia. Es más, habrá que añadir que para desmontar la estructura etarra con toda la eficacia posible habrá que cerrar "a cal y canto" todo conducto de contacto con el exterior. El terror no puede ser legal en ninguna parte del planeta. No es posible que aquel que es terrorista en España deje de serlo en Francia o en Bélgica. Los objetivos se mantienen, aunque el disfraz pueda cambiar.

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