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Ignacio Villa

Enseñar la lección

Nadie duda, a estas alturas, que los atentados vividos en los Estados Unidos marcan un antes y un después en la historia contemporánea. Un atentado que marcará el futuro en unas dimensiones todavía difíciles de calcular. Aunque, junto a estos análisis a largo plazo, surgen también otras cuestiones, más inmediatas, pero también importantes. Nos referimos a la colaboración internacional en la lucha contra el terrorismo. Los recientes atentados plantean, sin dilaciones, la necesidad de una cooperación internacional para luchar contra el terrorismo, que al fin y al cabo, es el mayor negocio sangriento de nuestro tiempo.

Todos los Gobiernos libres y democráticos han recibido un claro toque de atención para que se dejen de lado las medias tintas y las palabras poco claras. El terrorismo necesita una voluntad clara y eficaz de todos los países, no puede haber espacio para el doble lenguaje. Con este planteamiento, España está llamada a asumir un liderazgo internacional.

España es uno de los países democráticos que con más salvajismo ha sufrido y está sufriendo los golpes de los terroristas. Por ello, el Gobierno español deberá ser un punto de referencia para el resto de Europa, deberá ser un interlocutor claro de sus socios europeos. España, golpeada desde hace décadas por la banda terrorista ETA, deberá liderar en Europa la lucha contra el terrorismo internacional. España conoce bien la ambigüedad con la que en ocasiones se han portado los Gobiernos europeos con el terrorismo etarra.

No descubrimos nada si recordamos que no todos los miembros de la Unión Europea han sido claros con esta grave cuestión. Por lo tanto, ahora el Gobierno tiene la oportunidad de demostrar y recordar dónde está el camino y las señales para marcar el futuro. España conoce bien las soluciones: trabajar con una plena colaboración y con una nítida cooperación internacional. Esa es la solución. En definitiva, actuar con la coherencia que los principios democráticos exigen a los Gobiernos.

Con la Presidencia de la Unión Europea en puertas, nuestro país tiene una oportunidad única para protagonizar este liderazgo. España se convierte en el interlocutor más valido de Europa para coordinar y dirigir las bases de una verdadera estrategia que sirva para asentar una certera lucha contra el terrorismo internacional. España deberá enseñar la lección.

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