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Ignacio Villa

¿Es esto lo que quieren?

¿Alguien lo puede entender? ¿Alguien lo puede explicar? ¿Es esta la construcción nacional? ¿Es esta la vía del soberanismo? ¿Esto es diálogo? ¿Esto es convivencia? ¿Esto es moderación? ¿Son estos los caminos de la paz? ¿Es esto hablar con todos sin exclusión? ¿Es esto el futuro pacífico que prometen? ¿Se evitan así las divisiones de la sociedad vasca? ¿Es esto apostar por el progreso y por la vida? ¿Es este el modelo que quieren para Euskadi? ¿Es esto lucidez política? ¿Es esto vida parlamentaria? No.

Sencillamente es una locura. Una barbaridad. El esperpento más absoluto. ETA está fuera de sí. Ya lo sabíamos. Pero sus cómplices también. Sus cómplices directos e indirectos. Esos cómplices que condenan los atentados ficticiamente y después apuestan por gobernar con el apoyo de los terroristas. Este atentado es un triste exponente de la locura de ETA, pero también es el resultado de la complicidad nacionalista que ha permitido, intencionadamente, que en el País Vasco arraigue la idea de claudicar ante los terroristas. Este nuevo atentado de ETA es una carga muy dura contra el nacionalismo equívoco y ambiguo. Este terrible atentado ha dejado en evidencia a ETA, como siempre, pero sobre todo ha dejado en evidencia la complicidad del nacionalismo.