El espectacular despliegue que ha realizado Alberto Ruiz Gallardón con la fiesta del 2 de mayo en Madrid tiene en su fondo más de un mensaje cifrado para propios y extraños. Más cerca de un profesional de las Relaciones Publicas que de un presidente autonómico, Ruiz Gallardón ha vuelto a realizar un ejercicio de fuerza, de poderío político y personal. La recepción ofrecida en la Real Casa de Correos nos deja dos incógnitas: la necesidad y la intención.
¿Existe realmente una necesidad política o de representación para realizar demostraciones de estas características por parte del presidente de la Comunidad de Madrid? ¿Tiene la Comunidad Autónoma de Madrid necesidad de organizar un montaje con más de mil quinientos invitados? Desde luego, es bueno que una comunidad autónoma, sin tradiciones especiales, busque en la historia sus raíces e investigue sobre sus arraigos. Pero, ¿es preciso llegar a este punto? ¿Qué necesidad hay para tanta aparatosidad?
Hablemos ahora de la intención. ¿Cuál es el objetivo de Ruiz Gallardón con una recepción que no tiene precedentes ni en el Palacio de la Moncloa? Es más, incluso las recepciones reales del Palacio de Oriente son mas sencillas y discretas en sus formas que las del presidente autonómico.
Algunos pensarán que todos estos es una simple maldad, pero esas recepciones en la Puerta del Sol parece que escoden un juego: el jugar a ser presidente del Gobierno. Y no es la primera vez. Ruiz Gallardón ha organizado alrededor del Gobierno autonómico una estructura, una intendencia, más espectacular e incluso mas eficaz que en la propia Moncloa.
No nos engañemos, todo esto no es gratuito. Es una demostración de fuerza y de capacidad. Es, en definitiva, un mensaje: “Yo también puedo llegar a la Moncloa”. Y por si esto no fuera poco, llegan dos ministros, que parece que pasaban por allí, y dicen que Ruiz Gallardón está muy bien preparado y que puede aspirar a todo, incluso a suceder a Aznar. Supongo que ni Pilar del Castillo ni Jesús Posada habrán consultado previamente estas afirmaciones con José María Aznar, quien por cierto, nunca ha estado en estas fiestas autonómicas desde que es presidente del Gobierno.
En fin, este dos de mayo vuelve a ser la fiesta de Ruiz Gallardón. El espectáculo de la Real Casa de Correos así lo confirma. En el fondo, volvemos otra vez al pulso de la sucesión.
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