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Ignacio Villa

¿Existe el nacionalismo moderado?

Después del atracón electoral y de varios días de derrumbamiento en las filas “populares”, comienzan a aflorar ya análisis objetivos con ciertas dosis de saludable autocrítica. Los dos errores de estrategia electoral tienen nombre y apellidos. Son dos conceptos, más cercanos a la teoría que a la realidad: la abstención del miedo y el nacionalismo moderado.

Los “sociólogos de cabecera” que revolotean en La Moncloa han dado siempre como seguro dogma electoral, que la abstención en otras elecciones autonómicas del País Vasco se debía al miedo. Por ello, deducían, era necesario movilizar a aquellos que no habían votado en otras ocasiones. Eso explica que los primeros mensajes electorales fuesen pidiendo o insistiendo a los ciudadanos que participaran activamente en las elecciones del 13 de mayo. Se daba como seguro que, con mucha participación, habría una victoria segura. El aumento del voto por correo era –decían– un buen presagio. La realidad ha sido muy distinta. Se ha registrado una alta participación nacionalista en el voto por correo y, además, la abstención de otras ocasiones no era fruto del miedo, era especialmente una abstención nacionalista.

Errónea esta primera premisa, el resto llega solo. Y es que también la “sociología monclovita” apostó muy fuerte por cautivar el voto del llamado “nacionalismo moderado”. Un concepto que los resultados electorales se han encargado de difuminar. Durante la campaña, desde las filas “populares”, se ha repetido mucho que el ciudadano nacionalista antes que otra cosa ha de ser demócrata. A estas afirmaciones, los nacionalistas han respondido recordando que son, ante todo, eso: nacionalistas, y que las etiquetas de “moderado” o “radical” son propias de los sesudos analistas.

Al final llegamos a dos planos. Uno político, de principios, en el que el PP ni puede, ni debe rectificar: Constitución, Estatuto, ¡no! rotundo a Estella, etc. Otro plano electoral, donde los errores deberían ser subsanados. La campaña fue montada por el PP sobre dos pivotes: la abstención del miedo y el voto del nacionalismo moderado. Los datos han demostrado que eran dos conceptos equivocados. Figuraciones lejanas a la realidad del País Vasco.

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