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Ignacio Villa

Garzón y Zapatero en el mismo fango

Garzón hace propio el concepto de la

El protagonismo le ha podido una vez más al juez Baltasar Garzón. No le ha bastado con la entrevista –por llamarla de alguna manera– que realizó al presidente Zapatero el pasado miércoles en la Casa de América bajo los auspicios del banco de Montilla. Como siempre, quiere más. Es insaciable.

Este viernes Garzón ha decidido que la comparecencia de Arnaldo Otegi el 30 de diciembre pocas horas después del atentado del aeropuerto de Madrid no es un delito. A este juez –por llamarlo de alguna manera– no le importa que, al ser portavoz de la ilegalizada Batasuna, Otegi forma parte de ETA, ni le parece significativo que después del bombazo de Barajas dijera que el alto el fuego debía seguir adelante ni le parece relevante que Otegi no haya condenado el atentado de la T-4 en la que fallecieron dos personas. Para Garzón nada es importante, nada cambia. Se ha montado sin rubor alguno al tren del proceso de rendición, que conlleva eliminar todo lo que pueda significar un problema para las exigencias de los terroristas. Y eso incluye las decisiones previas del mismo Garzón.

El auto del juez no tiene desperdicio. Es el ejemplo perfecto de como se puede justificar lo injustificable por medio de toda una teoría jurídica que, en lugar de partir de la ley para llegar a la conclusión, parte más bien de la decisión de no imputar a Otegi por apología del terrorismo para alcanzar finalmente a la justificación de la misma. En ella, Garzón hace propio el concepto de la "izquierda abertzale", una fórmula sin ningún reconocimiento jurídico o legal y que no es más que una triquiñuela dialéctica empleada por el Gobierno y el PSOE para avanzar en el proceso de rendición sin mencionar ni a ETA ni a Batasuna que, como ha sentenciado el Supremo, son dos ramas de la misma banda de terroristas.

Durante los últimos meses del alto el fuego etarra, como era ya evidente que tanto el Ejecutivo como el PSOE estaban manteniendo algunas actitudes incompatibles con el Estado de Derecho, fueron popularizando poco a poco ese concepto de "la izquierda abertzale". Como los socialistas eran conscientes que llamar a las cosas por su nombre les iba a restar apoyos entre la opinión pública, pasaron a referirse a ETA-Batasuna con esta denominación confusa. Garzón acaba de unirse a ellos, pero en su caso es mucho más grave, pues en su papel como juez no debería emplear sujetos indefinidos para justificar sus autos.

Dos días después de su encuentro público con Zapatero, Garzón le ha echado una mano para salir del fango en la que el presidente está atrapado. Con ello el juez ha pasado a chapotear en ese mismo fango. Después de la humillación que el Ejecutivo ha sufrido por la decisión de la Audiencia Nacional sobre el etarra De Juana Chaos, Garzón ha decidido darle una alegría a su presidente con esta decisión que permite al Gobierno presentar ante ETA un expediente algo más presentable con el que continuar el proceso de rendición tal y como estaba antes del 29 de diciembre. Y eso es lo más doloroso. Antes de que se cumpla un mes del asesinato de dos personas, a Zapatero se le ha olvidado el atentado de Barajas. Ya sólo piensa en volver a donde estaba el día antes, y pasará por encima de lo que se encuentre

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