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Ignacio Villa

¿Hay otro PNV?

Aunque sea sólo por un momento, hagamos un ejercicio de imaginación. ¿Es posible pensar en un nacionalismo vasco sin sus actuales dirigentes? ¿Alguien podría explicar qué aporta el señor Arzallus al PNV, además de radicalidad y vergüenza ajena? ¿Se podría dibujar una frontera, aunque sea finísima, entre la estrategia política y la supervivencia personal de los dirigentes nacionalistas?

Después de escuchar las apreciaciones del presidente del PNV sobre el último y brutal atentado de ETA, sobran los comentarios. Simplemente hay espacio para el desprecio. La actitud permanente y habitual de Arzallus merecería un verdadero cambio interno en el PNV. Una rebelión democrática que situará al frene de este partido a un equipo que, por encima de todo, tenga sentido común y también sentido político. La triste imagen que ofrece este dirigente nacionalista debería ser motivo de reflexión para miles de militantes nacionalistas que mantienen, para su partido de siempre, ideas más nobles y proyectos más sólidos.

Nadie se puede creer que la militancia del PNV necesite de las “barbaridades” de Arzallus para fomentar odios y enfrentamientos. ¿Existe una nueva clase política vasca de personalidad nacionalista y de estrategias moderadas? En principio existe, pero esa nueva clase política joven y con ganas de hacer progresar el País Vasco esta deportada por la actual dirección. Y esta deportada por la falta de lo que siempre se ha llamado “militancia ciega”. Todo o nada. Sin margen para la diversidad en los planteamientos.

Esos dirigentes y también militantes que están en desacuerdo con la línea marcada por Arzallus deberían tener el coraje, precisamente porque tienen la responsabilidad, para cambiar el rumbo. Para que el PNV se someta a una transformación de forma y de fondo, para que el actual PNV no sea el único nacionalismo posible. El 13 de mayo tienen la palabra. El País Vasco se juega el futuro y el nacionalismo también. Muchos nacionalistas tienen la obligación de demostrar que puede existir otro PNV que camine de la mano de la Constitución y el Estatuto.

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