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Ignacio Villa

Jóvenes y aznaristas

La convocatoria prevista para este fin de semana en la sierra madrileña no es la primera vez que se celebra, pero este año tiene más atractivo político que en otras ocasiones. José María Aznar ha convocado a las sesenta promesas más importantes del PP, durante dos días, para someterse a una intensa tormenta de ideas sobre el futuro político y sobre el futuro de su partido.

El problema es que, cuando en el PP se habla ahora de futuro, aunque intenten difuminarlo, hoy por hoy todo termina refiriéndose al gran interrogante que determina todo lo demás: la sucesión de José María Aznar. En esta cita se van a encontrar secretarios de Estado, consejeros autonómicos, eurodiputados, diputados nacionales y autonómicos, concejales y dirigentes nacionales y regionales. Nombres como Agag, Echániz o Elorriaga están entre los participantes. En fin, una amplia oferta de políticos con dos características: son jóvenes y aznaristas.

Estamos ante una generación política que se subió al carro del PP en la recta final de la oposición, cuando todo sabía a poder. Ellos han disfrutado desde el primer día de los dos triunfos electorales consecutivos de los populares. Esta generación es la siguiente a la del propio presidente del Gobierno y, por ley de vida, ellos tendrán que desplazar a los Rato, Trillo, Cascos o De Palacio. Han crecido al amparo de Aznar, e ideológicamente se refugian detrás del "centro-reformismo", una etiqueta todavía por definir en contenidos y en proyección. Pero, sobre todo, se trata de una generación que no ha aprendido todavía a sufrir; para ellos, la política siempre ha sido poder y éxito y no conocen el duro trabajo de oposición.

Esta nueva hornada de cachorros populares no saben pasarlo mal en política. Han vivido siempre en un mundo de color de rosa y eso es muy peligroso para el presente y para el futuro. Pero si nos tenemos que quedar con una característica de este grupo de jóvenes es que se trata de una "generación Aznar" en estado puro. Si se pudiera hacer una encuesta entre ellos sobre quién debe ser el candidato del PP en las elecciones del 2004, la respuesta sería unánime: José María Aznar.

Ellos, por encima de todo, son aznaristas. A él le guardan fidelidad personal e ideológica. Ellos son los más claros representantes del Aznarismo, ese termino desterrado en el PP y que cada día que pasa cobra más sentido y adquiere mayor contenido. Aznar, pues, reúne en la sierra madileña al "núcleo duro" del futuro PP. Dedicarán dos días a fortalecer una forma de actuar en política; ahora y en el futuro. Pero entre los más puros herederos del Aznarismo no hay duda: el ahora se llama Aznar. Y el futuro, también.

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