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Ignacio Villa

La ciénaga de la vileza

Garrido y Blanco han quedado ya marcados para siempre por esa reacción despótica, despectiva, chulesca y pueril. Triste servicio a las siglas de su partido.

La zafiedad y la mala intención de la izquierda no parecen tener límites. El portavoz socialista en el Congreso, Diego López Garrido, no rectifica; y el número 2 del PSOE, Pepe Blanco, se quita de en medio para no tener que reconocer su error. Los socialistas han dado muestras, una vez más de su engreimiento, de su soberbia y de su maldad. Buscan el insulto y la provocación y poco les importa lo que pueda pasar o del daño que puedan hacer.

La persecución mediática y política a la que han sometido al enfermo de polio que acudió a una manifestación de víctimas del terrorismo no tiene precedentes. La acusación de la tele de Polanco de que Joaquín Merino se hizo pasar por víctima por el hecho de emplear una de las sillas de ruedas que la organización facilitaba a tal efecto era tan esperpéntica, mentirosa y falsa que incluso Iñaki Gabilondo ha tenido que pedir disculpas el miércoles por la noche en su informativo; un gesto, desde luego, poco habitual en la estrella de Prisa.

Pero ni siquiera esa disculpa de Gabilondo ha servido para que Blanco y Garrido reconozcan su error. Es más, el portavoz parlamentario se ha negado a dejar siquiera entreabierta la posibilidad de rectificación. Afirma ahora que nunca han criticado a Joaquín Merino y que es el Partido Popular quien debe dar explicaciones. Demuestra así el grado en que se ha instalado en el partido socialista la soberbia. Garrido y Blanco han quedado ya marcados para siempre por esa reacción despótica, despectiva, chulesca y pueril. Triste servicio a las siglas de su partido.

El PSOE aún tiene una oportunidad. Ciertamente no estos dos politicastros, pero sí Rodríguez Zapatero. Este viernes recibe en el Palacio de La Moncloa a Mariano Rajoy. El presidente del PP ha anunciado que le va a exigir una rectificación; sí esta no se produce demostrará que la decencia y una mínima conducta moral es incompatible con este PSOE, que quedará atrapado en la ciénaga de su propia vileza. La política podrá ser dura y cruel, pero no se recuerda que se haya llegado a manipular a un discapacitado buscando un beneficio inexistente. No rectificar en una cuestión así es aceptar que vale todo, que se convive a gusto con la miseria. Y cabe esperar que lo acaben pagando.

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