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Ignacio Villa

La complicidad nacionalista

En medio de problemas como Gescartera y posibles crisis de Gobierno, hay que reconocer que el discurso antiterrorista que tiene elaborado el presidente Aznar es, sin duda, sólido y fuerte. Ha sabido construir un mensaje claro y diáfano sobre lo que tiene que ser la respuesta política y social al terrorismo etarra y, además, sabe exponerlo con nitidez. Desde la legislatura pasada, el presidente del Gobierno ha hecho planteamientos correctos, lejos de partidismos, y sus tesis se han visto reforzadas tras los atentados del 11 de septiembre.

En esta ocasión en Toledo y con el comunicado de los etarras encima de la mesa, el presidente ha ido repasando todas las parcelas importantes, los aspectos más relevantes de lo que tiene que ser este discurso antiterrorista, al que ahora se añade la componente internacional. En este sentido, es muy significativo el duro recordatorio de Aznar advirtiendo de que al terrorismo hay que derrotarlo porque con los fanatismos no existe un camino intermedio. Y es que, en caso de no vencer al terrorismo, es éste el que puede hacer claudicar al sistema democrático.

Aznar ha aplicado directamente este mensaje al PNV, cuando les ha dicho que son ellos los que no quieren vencer al terrorismo para obtener un rédito político de la situación. Es más, es el nacionalismo vasco, ayudado por el nacionalismo radical, los que están buscando dinamitar el Estado pensando que esa destrucción daría paso a la independencia. El presidente del Ejecutivo ha advertido también de que, desde el PNV, se pretende a “piñón fijo” llevar al País Vasco al precipicio. Para Aznar no hay razones para el engaño; desde el nacionalismo vasco sólo se busca la supervivencia propia en detrimento de las necesidades de la sociedad vasca.

Aznar, además, ha abordado directamente el refugio del PNV, la excusa de la llamada solución irlandesa para el País Vasco. Ha recordado a Xabier Arzalluz, acertadamente, que decir Irlanda es hablar también sobre la posibilidad de suprimir la autonomía mientras no se alcance la paz y los terroristas abandonen las armas. Y es que, en todo caso, el País Vasco, por su nivel de autonomía y autogobierno, debería ser el ejemplo para Irlanda del Norte, y no al revés.

El acto público de Toledo ha servido para confirmar que el presidente del Gobierno tiene muy trabajado y elaborado el discurso antiterrorista. Un acertado mensaje contra el terrorismo que necesita también el apoyo total del PSOE. Ahora que los socialistas comienzan a mostrar dudas y vacilaciones, ahora que muestran señales de fatiga, es el momento crucial y definitivo para que se mantenga un discurso único, para que se fortalezca el trabajo común. Y, sobre todo, para que se desmote la realidad de una cobertura política que, desde el PNV, se mantiene con todo el entorno de ETA. Esa es la clave. El nacionalismo vasco tiene ahora una de las llaves de la solución. El PNV debería dejar de dar esa cobertura política a todo el entorno de ETA. Es por ello que el nacionalismo vasco se tiene que sentir responsable de la pervivencia de ETA. Su complicidad es una trampa.

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