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Ignacio Villa

La concentración exprés

Los españoles están con las víctimas del terrorismo y no con un Gobierno que les ha intentado engañar con una falsa unidad. Una unidad tan perecedera que sólo ha durado lo que tardó en finalizar la concentración exprés del martes en Madrid. Cinco minutos.

La concentración de este martes en Madrid no ha dejado resaca alguna. Fue fría, destartalada, desangelada, anodina y vacía. Menos de cinco minutos y algo más de tres mil personas. Nunca una convocatoria de estas características en la reciente democracia española había tenido una respuesta tan baja y tan distante. Fue una convocatoria impulsada por el Gobierno y apoyada por todas las fuerzas parlamentarias y, pese a ello, en la Puerta de Alcalá se congregó muy poca, poquísima gente.

Los motivos son bien claros. La clase política está muy lejos de los verdaderos intereses de los españoles. Es más, los ciudadanos les han dejado bien claro que no son tontos y que no están dispuestos a dejarse engañar por un Gobierno que ha destruido la unidad de los demócratas en la lucha contra la banda terrorista ETA. Los españoles no se tragan una falsa unidad construida a toda prisa y de forma artificial por conveniencia y cálculo electoral.

Los ciudadanos han recordado con su ausencia clamorosa en la concentración exprés de este martes que no se dejan engañar por un Gobierno que miente más que habla. Por un lado dice querer la unidad, pero por el otro mantiene la moción en el Congreso para dialogar con ETA y no ha puesto en marcha la maquinaria para la ilegalización de ANV y el PCTV. No vale con un gesto y un lema apropiado, sino con acabar con una historia de decisiones que han ido todas inequívocamente en contra del camino que se debe seguir para acabar con la banda terrorista.

Es evidente que la unidad de todos los partidos democráticos es básica para la derrota de ETA. De hecho, es imprescindible la colaboración entre populares y socialistas, pero hay que recordar que quién ha roto ese acuerdo histórico ha sido el Gobierno socialista, el presidente Zapatero. La unidad es básica. Pero una unidad real, que no sea un engaño, que no sea de quita y pon, que no sea una unidad de sábado por la tarde.

La concentración exprés del martes por la noche se ha convertido en un auténtico fracaso. Ha sido el fracaso de un Gobierno, de una clase política que ya no moviliza a nadie. La legislatura de Zapatero pasará a la historia por la persecución sistemática a las víctimas del terrorismo y la movilización que semejante afrenta ha provocado: una auténtica rebelión cívica en contra de un Gobierno obsesionado por neutralizar a las víctimas.

Hemos vivido varias manifestaciones multitudinarias de apoyo y reconocimiento a las víctimas del terrorismo. Una imagen que no se repitió el martes en Madrid. Es sencillo extraer conclusiones. Los españoles están con las víctimas del terrorismo, y no están ni estarán nunca con un Gobierno que les ha intentado engañar con una falsa unidad. Una unidad tan perecedera que sólo ha durado lo que tardó en finalizar la concentración exprés del martes en Madrid. Cinco minutos.

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