Menú
Ignacio Villa

La silla vacía de Aznar

La proclamación este fin de semana de Josep Piqué como nuevo candidato del Partido Popular para las próximas elecciones catalanas ha servido para que los populares vuelvan a pisar tierra después de unos días en los que han vividos embargados y borrachos por el éxito del proceso de la sucesión. Es evidente, guste o no guste a la oposición, que en el Partido Popular las cosas han salido a pedir de boca. La sucesión se ha ejecutado de forma rápida y limpia, sin heridas y sin heridos, con una gran impacto mediático y dejando sin argumentos a la oposición. Todo ha salido a la perfección. Pero después del éxito, después de vivir en el "quinto cielo" durante unos días, los populares vuelven a pisar tierra, vuelven a la realidad, y el primer golpe es contundente: Aznar ya no está en primera fila. El presidente del Gobierno se empeñó en hacerlo el pasado domingo en Barcelona, y quiso escenificar de forma clara que ya no está al frente de la nave. Aznar, por iniciativa propia, abrió el acto de presentación del candidato catalán y al final dejó que Pique y Rajoy se fotografiaran solos. El prefirió quedarse entre las bambalinas. Se quitó de en medio, apagando todo el protagonismo. Algo insólito en la clase política española.

Pero lo cierto es que ese momento en el que por primera vez el presidente Aznar no aparece en el primer plano del Partido Popular, se convirtió en un momento largo, intenso y confuso. Los populares han comenzado a digerir que desde ahora Aznar ya no estará en la primera fila de la política. Es verdad que va a estar disponible para que cuenten con él cuando quieran y como quieran, pero al mismo tiempo y de forma intencionada ha preferido pasar a la retaguardia. En el Partido Popular han comenzado a sentir la orfandad, han empezado a caer en la cuenta de que Aznar se va, y se va de verdad. Hasta ahora eran anuncios, e incluso realidades; pero se veía como algo distante que antes o después llegaría, pero que estaba en una lejanía más o menos remota. Desde el pasado domingo en Barcelona, el Partido Popular ya no tiene ninguna duda: se ha quedado sin Aznar y desde ahora deberá rellenar ese hueco.

Precisamente el vacío que comienza a dejar el presidente Aznar, un vacío orgánico y personal, es uno de los retos principales que tiene desde ahora el nuevo secretario general Mariano Rajoy. El Partido Popular se ha quedado sin el líder de los últimos catorce años, un líder que ha pasado por la oposición y que ha ganado dos elecciones generales. Ahora Rajoy hereda un proyecto, hereda un mensaje y hereda también un partido sólido y solvente; pero Rajoy recibe también una silla vacía que deberá llenar con una cierta rapidez. Rajoy no se puede permitir el lujo de dejar ese hueco vacío. Con urgencia, el PP debe de tomar las medidas que sean necesarias para que nadie eche de menos al presidente Aznar. Esa posible nostalgia de Aznar es la gran amenaza política que ahora mismo tienen los populares y que deberían ahuyentar cuanto antes.


En España

    0
    comentarios