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Ignacio Villa

La sorpresa de Aznar

En este fin de semana de encuestas y de estudios de campo algo no cuadra, algo no termina de aparecer con claridad. Y es que cuando los estudios demoscópicos del CIS o de distintos medios de comunicación se hacen públicos en el límite de la legislación electoral, y marcan una tendencia positiva para el PSOE, la realidad está señalando la dirección contraria. Mientras que las encuestas, realizadas al rebufo de la guerra de Irak, indican que el PSOE aventaja al PP; la campaña electoral está escenificando otra dinámica muy diferente. Mientras que las encuestas hablan de una cosa, en el escaparate electoral se percibe un Aznar crecido frente a un Zapatero que se desinfla por momentos. ¿Por que estará tan contento Aznar si las encuestas son malas? ¿Qué razones habrá para que Zapatero no termine de dibujar una sonrisa si las previsiones son tan buenas para el PSOE?

Esta situación nos confirma una vez más una realidad conocida y sabida, pero que tantas veces se olvida. Las verdaderas encuestas, las únicas encuestas que cuentan son las que hacen los partidos políticos para su trabajo, resultados que guardan bajo siete llaves y sobre los que realmente pivota la estrategia de la dinámica de mensajes de la campaña. Y esas encuestas son sencillamente las que provocan sonrisas o contrariedad en los rostros de los grandes líderes. Por el momento Aznar sonríe, mientras que Zapatero pierde fuelle por momentos.

El presidente del Gobierno anunciaba, el viernes por la noche en Toledo, que el Partido Popular va a romper todos los pronósticos. Una referencia directa a la encuestas que están apareciendo estos días. Pero detrás de esa afirmación no se esconde una simple soflama de entusiasmo para los suyos, detrás de esa advertencia se esconden los datos que el Partido Popular maneja y que indican una clara recuperación del partido del Gobierno. No es casualidad que el presidente esté en forma; mientras que Zapatero, como nos tiene acostumbrados, se encuentra en un claro retroceso. Los políticos muchas veces no pueden esconder sus verdaderos sentimientos internos y todo indica que en esta ocasión el desasosiego está en el barrio socialista, mientras que los populares empiezan a respirar tranquilos.

Esto no quita que exista una margen amplio de indecisos o de voto oculto, y que por lo tanto esta última semana de campaña sea imprescindible para movilizar el voto indeciso. Es por ello que las encuestas publicadas, más que el reflejo de una realidad, se utilizan para motivar al votante propio que tiene pensado quedarse en casa el 25 de mayo. En definitiva, una cosa es lo que se ve y otra lo que pasa, y las sonrisas de Aznar frente a las muecas de Zapatero son demasiado significativas.

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