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Ignacio Villa

La sucesión comienza ahora

Las elecciones del 25 de mayo no son unas elecciones más. Ofrecen unas dimensiones que superan las dimensiones propias de unas municipales y autonómicas. Es cierto que ese día se elegirá, sin más, a concejales y diputados autonómicos; pero en el Partido Popular ese día se juegan algo más que unos simples resultados electorales. El 25 de mayo en el Partido Popular comienza la cuenta atrás final y definitiva para la sucesión. Un proceso que tendrá en todo momento la marca y la señal de los resultados de esas elecciones. Si el último domingo de mayo el Partido Popular obtiene unos resultados que responden correctamente a sus expectativas, no pasará nada. Pero si los populares no mantienen unas cotas de poder municipal y autonómico similares a las actuales las turbulencias serán inmediatas. La paz interna para el PP será una cuestión intocable si conservan Madrid capital y la Comunidad de Madrid, pero si ese listón no se alcanza, no lo duden, "otro gallo cantará".

El lunes 26, empieza la recta final de la sucesión del presidente Aznar. Con unos buenos resultados habrá tranquilidad total, es más habrá un cierre de filas absoluto sobre lo que diga y haga el presidente del partido y del Gobierno, pero si del 25 de mayo los populares salen algo maltrechos la revolución está servida. No serán pocos los que pidan un adelanto de la elección del sucesor, pero especialmente comenzará a surgir un clamor para que el PP clarifique el banquillo y la cabeza de cartel del año 2004. Todo este panorama explica los motivos por los que José María Aznar se ha implicado al máximo en la presente campaña electoral. Aznar sabe que para cerrar por la puerta grande los ocho años en la Moncloa necesita unos buenos resultados en las municipales y autonómicas, pero necesita también mantener la capacidad de movilizar a todo el partido. Si el PP responde el 25 de mayo el camino estará despejado, se cumplirá el calendario previsto y los tiempos marcados por el presidente. Además, estas elecciones municipales y autonómicas comienzan a ofrecer un matiz importante para el presidente del Ejecutivo. No es ningún secreto, aunque algunos intenten ocultarlo, que José María Aznar se ha sentido muy sólo durante la guerra de Irak. Ha sentido la soledad de muchos de los suyos, e incluso de muchos en los que había depositado una gran confianza.

Aznar quiere demostrar a todos que no se había equivocado, y que detrás de esa soledad había cobardía en cantidades industriales de más uno. Aznar quiere ganar estas elecciones. Lo necesita para que la sucesión sea tranquila, y lo quiere para dar una lección final a los suyos de fidelidad.

El 25 de mayo comienza la sucesión, la etapa crucial del centro-derecha español en los últimos quince años.

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