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Ignacio Villa

La vuelta al estanque dorado

Es cierto que al final los republicanos pueden rectificar y volver al carril; pero también es verdad que la salud del Gobierno catalán es de muy dudosa fortaleza.

Llevamos semanas asistiendo en el Congreso de los Diputados a las reuniones de la ponencia sobre la reforma del Estatuto catalán. Reuniones a puerta cerrada y de espaldas a los ciudadanos donde los políticos hacen y deshacen, decidiendo no sólo sobre el futuro de Cataluña, sino sobre el que nos espera a todos los españoles. Y al ser conscientes de que están rompiendo reglas muy básicas de la convivencia entre todos los españoles, prefieren hacerlo a escondidas, sin luz, ni transparencia. Pero es que además de esa estrategia tosca y nada democrática hay que sumar otro objetivo: tapar la profunda crisis que vive desde hace meses el tripartito catalán.

Cada semana que pasa, cada reunión celebrada sobre la reforma del Estatuto, el Gobierno catalán se encuentra en una situación más incierta. Es evidente que el pacto entre Zapatero y Más, con desajustes incluidos, va a salir adelante; pero al mismo tiempo la ejecución de ese acuerdo, secreto y nocturno, hace saltar por los aires al tripartito. Estas últimas semanas, los enfrentamientos internos están ralentizados, pero siguen en la recámara dos cuestiones que pueden marcar el futuro del Ejecutivo catalán: el pacto sobre el Estatuto se realizó sin contar con el presidente Maragall y, por el momento, los separatistas de ERC siguen dando la negativa al texto pactado.

Es cierto que al final los republicanos pueden rectificar y volver al carril; pero también es verdad que la salud del Gobierno catalán es de muy dudosa fortaleza. Y ahora mismo, si falla el tripartito catalán, se va a tambalear la estabilidad de Zapatero en Madrid. Con todo, si el Gobierno no puede contar con el apoyo de los republicanos podrá contar con los convergentes; un cambio de cromos que significaría la convocatoria inmediata de elecciones en Cataluña. En fin, un auténtico guirigay que está montando el señor Zapatero y que tiene una complicada salida.

Ahora, por el citado debate parlamentario, existe una aparente tranquilidad; pero que nadie se lleve a engaño. El terremoto está por llegar; a Zapatero, Cataluña le puede costar muy cara. Este jueves, en una irrupción muy llamativa, Maragall ha aparecido en escena intentando poner fecha al referéndum, buscando recobrar la iniciativa perdida. Pero lo único cierto aquí es que, como Zapatero ha entregado tanto a tantos a la vez, al final le puede estallar todo entre las manos. Y en esas saldremos todos perdiendo. Pero que nadie se engañe, estamos ante un nuevo "estanque dorado catalán", bajo cuya la superficie hay mucha porquería.

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