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Ignacio Villa

Las esquizofrenias de Zapatero

Es evidente que el nuevo Gobierno ha buscado ya el apoyo y el regazo de los nacionalistas vascos y catalanes, un apoyo que va mucho más allá de la aritmética parlamentaria.

El arranque de la segunda legislatura nos ha mostrado de nuevo la esquizofrenia política de Rodríguez Zapatero. Una doble cara que hemos sufrido durante cuatro años y que, por lo que parece, volverá a estar presente durante toda esta nueva legislatura. Este miércoles hemos asistido a una nueva escenificación de esta esquizofrenia: por un lado el dulce diálogo, por otro la crudeza del insulto. Una actitud que electoralmente le ha dado muchos réditos a Zapatero.

Mientras se constituían los grupos parlamentarios socialistas, con Rodríguez Zapatero dando un discurso sobre la belleza del diálogo, tenía lugar la nueva trifulca entre José Bono y los nacionalistas vascos y catalanes que previsiblemente serán los socios del Gobierno socialista. El presidente del Gobierno ha insistido, ante sus diputados y senadores, en que quiere que tengamos una legislatura de diálogo y de entendimiento, donde se destierre el insulto. En fin, todo muy bonito y florido, como gusta de hacer Zapatero mientras ejecuta por la espalda su verdadero plan, lleno de sectarismo y división.

Zapatero habla de entendimiento, pero por el momento no ha tenido ningún gesto con el Partido Popular. Más bien todo lo contrario. Desde las terminales mediáticas del Gobierno ya se han marcado cuáles son las condiciones para el teórico acercamiento entre el Gobierno y los populares: la competa y total claudicación del PP. Estamos en lo de siempre. Se tiende falsamente una mano mientras la otra empuña una estaca. Y es que es evidente que el nuevo Gobierno ha buscado ya el apoyo de los nacionalistas vascos y catalanes, un apoyo que va mucho más allá de la aritmética parlamentaria. Zapatero está llegando a acuerdos con los mismos que durante cuatro años han construido un cordón sanitario para aislar al Partido Popular. No parece que ahora vayan a cambiar, a menos que los populares abandonen sus principios sobre el modelo de Estado y el modelo de sociedad.

Paradójicamente, debido a esas esquizofrenias de Zapatero, está montada una de aúpa con los mismos nacionalistas por el nombramiento de José Bono como presidente del Congreso. Al final, Bono será presidente, pero de lo que no hay duda es que va a dar muchos quebraderos de cabeza, por más que en general sean más teatro que otra cosa. Pero no cabe duda de que se va a constituir en uno de los centros de atención mediáticos de la legislatura. Bono, Duran y Erkoreka tirándose guías de teléfono y jugando a los cabestros han ofrecido la imagen de lo que será esta legislatura, la de la esquizofrenia. Zapatero aparecerá de vez en cuando con guantes de seda, mientras sigue fomentando por detrás la radicalidad, la división, el insulto y el ataque. Sus dos caras de siempre

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