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Ignacio Villa

Las faenas del "camarada González"

Felipe González está dispuesto a convertirse en el componente decisivo en las elecciones del 14-M. Ya sabemos que las encuestas dejan claro que Rodríguez Zapatero no lo tiene nada fácil en las próximas generales, pero, desde luego, con la ayuda inestimable del "camarada González", lo tiene definitivamente imposible. Felipe González ha decidido irrumpir en campaña a su más puro estilo. Primero humillando en público a Zapatero en el Club Siglo XXI, luego en recepciones diversas y en presentaciones de libros variados utilizando el insulto barato y el ataque chabacano. González nos vuelve a demostrar qué poco quiere a sus sucesores. Es un auténtico experto en poner zancadillas a los suyos, en tirar piedras a los amigos y en quemar todo lo que huela a renovación. González está aquí, y está con todo su bagaje rastrero y mezquino.
 
La primera aparición en campaña de Felipe González fue para humillar a Zapatero, la segunda para insultar a Rajoy y la tercera para hacer el ridículo en el programa Aquí hay tomate, de Tele 5. Como ven, el ex-presidente del Gobierno recorre todas las posibilidades de la estupidez. Pasa de la humillación al insulto, terminando en el ridículo, con la soltura propia de alguien que sobrevive gracias al rencor del pasado. González vuelve a saltar a la palestra para enturbiar la campaña, para azuzar el enfrentamiento y para alentar el enconamiento. Felipe ha perdido hace mucho tiempo los papeles –una cuestión que, al fin y al cabo, sólo le incumbe a él–, pero el problema es que sigue empeñado en hacer perder los papeles y también a las Elecciones a su partido. Y eso ya no es cualquier cosa.
 
Hace ya ocho años que González perdió las elecciones. Durante todo este tiempo, González ha ido dejando un rastro de odio, de rencor y de un paupérrimo talante. El Partido Socialista ha sido incapaz, durante todo este tiempo, de levantar cabeza, asustado y acogotado por los fantasmas del pasado. Felipe, que da repetidas muestras de un egoísmo soberano, parece obsesionado en insultar al PP; pero, sobre todo, parece dispuesto a que ningún sucesor propio le pueda hacer sombra. González destila bilis hacia todo lo que sea entorno de Aznar; pero: ¿qué dirá, o como actuará, cuando vea a un socialista en La Moncloa?. Será, desde luego, todo un espectáculo.

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