En esto de la política existen unos personajes realmente peligrosos que son los llamados “acólitos meritorios”, capaces de estropear los mensajes más cualificados, las campañas mejor diseñadas o los gestos cuidadosamente medidos. Estos personajes son los mismos que, empeñados en hacer méritos, llevan al extremo las directrices partidistas o sacan fuera de contexto las indicaciones.
Estos personajes son también los mismos que hacen lo posible e imposible por aparecer en los medios de comunicación, con la característica de radicalizar de forma sistemática, por iniciativa propia, los mensajes de sus líderes, creyendo que de esta forma suman puntos en sus interminables listas de méritos. Son también los que estropean con su ineptitud el trabajo realizado durante meses en sus partidos respectivos, intentando polarizar una atención que no les corresponde.
En este punto, supongo que habrán identificado la radiografía de estos meritorios que enredan y enredan como única profesión. Lógicamente, están también enredando en la precampaña electoral del País Vasco. Los “acólitos meritorios” aparecen con fuerza estos días enredando entre el PP y el PSE.
Aparecen manipulando mensajes y envenenando actitudes. Buscan primeros planos y, sobre todo, estropean un ambiente de entendimiento. Están desvirtuando los mensajes de Mayor Oreja y Redondo Terreros. Los dos líderes sí están dando la talla en la campaña; son otros los que se empeñan en distorsionar sus mensajes y ofrecen una imagen radical muy distinta a la realidad.
En la campaña electoral del País Vasco sobran estos parásitos de la política que agrian el debate, enfrentan posiciones y ofrecen un toque de dureza y radicalidad. Los verdaderos radicales sabemos dónde están. Sería de agradecer que aquellos que debieran saber cuál es su sitio, no hagan el juego a los que realmente estropean la política.
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