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Ignacio Villa

Los complejos socialistas

No es una casualidad. Es la más pura realidad. En los últimos días, el PSOE ha enseñado sin ningún pudor todos sus complejos, limitaciones y contradicciones internas. Ha vuelto a las andadas. El PSOE, esquizofrénico en el problema vasco, ha diseñado una doble estrategia: en Madrid, de la mano del PP en el Pacto Antiterrorista; en el País Vasco, con el PNV y atacando sin pausa a los populares. ¿Como se puede combinar esto? Sinceramente, no tiene una explicación sencilla.

Con el consentimiento directo de Rodríguez Zapatero y con la recuperación de un fracasado en la política vasca como es Ramón Jáuregui, los socialistas han vuelto a desempolvar una estrategia que les llevó en su momento a ser la tercera e incluso la cuarta fuerza política vasca. Como si el PSE estuviera sufriendo un ataque de amnesia, se ha olvidado intencionadamente de que una larga alianza con el PNV en el Gobierno vasco durante varias legislaturas provocó que pasaran de ser la fuerza política más votada en el País Vasco, por delante incluso del PNV, a colocarse en el vagón de cola. Esos son los datos que se pueden consultar en cualquier hemeroteca y, por lo visto estos últimos días, están dispuestos a mantenerse como una fuerza marginal, como los acólitos del PNV.

El PSOE y su contradictoria dirección ha caído definitivamente en la trampa tendida por los nacionalistas. De repente, el socialismo vasco se ha creído la mentira del PNV y piensan que ellos pueden convertirse en los salvadores del País Vasco. Ellos, que salieron corriendo del Gobierno vasco por las permanentes traiciones del PNV, de golpe se han olvidado de todo y se han tragado que gracias al PSE se va a reconducir la situación. Ellos, dicen, son los elegidos para sacar a Arzalluz y a los suyos del pozo en que están inmersos. Y no se quieren dar cuenta de que están siendo utilizados por los nacionalistas como una coartada, como una excusa para seguir inmóviles en su convivencia con Batasuna. El acercamiento del PNV al PSE se ha convertido en un intento de lavar la imagen denostada del nacionalismo. Quieren evitarse los muchos y malos momentos que el Gobierno vasco tuvo que digerir la pasada legislatura y, por lo tanto, aspiran a que los socialistas se conviertan en el parachoques del nacionalismo, en la pantalla de sonido que amortigüe las acusaciones razonadas del PP.

El PSE ha caído en la trampa y, desde ahora, vamos a asistir al ya citado espectáculo esquizofrénico. Por un lado, al menos eso dicen, el PSOE se va a mantener en el Pacto Antiterrorista; por otro, nos vamos a cansar de escuchar ataques desde el PSE contra el PP y contra Jaime Mayor Oreja como los grandes culpables de la situación. Por último, el PSE va a salir a la carrera de cualquier acercamiento del PP. La primera escenificación la hemos tenido en San Sebastián, con Odón Elorza a la cabeza. Curiosamente, Elorza provoca (lo lleva intentado meses) la ruptura con el PP en el ayuntamiento donostiarra, pero mientras tanto nadie desde el PSE denuncia con claridad las alianzas que en decenas de corporaciones locales vascas mantienen los nacionalistas y Batasuna. Una convivencia de la que nadie quiere hablar por pura conveniencia. Y es que están dispuestos a demostrar machaconamente que el PP todo lo hace mal. En cambio, al PNV todo se le puede consentir con el objetivo de recuperarlo, no se sabe para qué causa. Lo dicho, los socialistas se han metido en un jardín de difícil salida y peor explicación.

Pero no lo duden. Las urnas y sus militantes les pasarán factura.

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